El mundo cambia, las personas cambian, la tecnología avanza y hoy estamos rodeados de información por todas partes, lo que provoca que muchos hábitos se hayan tenido que cambiar; sin embargo, hay una cosa que se mantiene casi igual desde hace varias decenas de siglos: la escuela.
Aunque el conocimiento hoy está, literalmente, al alcance de la mano y las personas pueden acceder a él desde cualquier parte, parece que la escuela es una de las únicas cosas que no cambian (bueno, las oficinas de gobierno, tampoco) en el mundo. Aquí enumeramos cinco de esas cosas que las escuelas se resisten a cambiar.
La SEP dice que el uniforme no es obligatorio, y la Profeco dice que es una forma de ahorrar, además de que los especialistas dicen que es una forma de enseñar a los jóvenes a cuidar su presentación personal; pero, ¿por qué nadie en más de 50 años ha pensado en cambiar ese espantoso uniforme que a ningún estudiante le gusta?
4. Usar cuadernos, lápiz, pluma, goma y sacapuntas
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Aunque aprender a escribir a mano lleva consigo una importante razón pedagógica, lo cierto es que en la vida cotidiana es una actividad que se realiza cada vez con menos frecuencia. Sí, hay quien sieeempre carga consigo una libreta y un bolígrafo, pero también es cierto que mucha gente trae en su bolsillo un celular que sirve para lo mismo.
3. Monografías, diccionarios y enciclopedias impresos
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Aprender a usar herramientas “offline”, como las tradicionales monografías y biografías de la papelería, o conocer cómo se pueden consultar diccionarios y enciclopedias impresas para localizar alguna información, es útil para desarrollar ciertas habilidades en los estudiantes, especialmente la de investigar.
Sin embargo, hoy en día son materiales que pocas veces se vuelven a utilizar fuera de la escuela o para alguna tarea, ya que Wikipedia o hasta el Diccionario de la Real Academia Española son sitios gratuitos que se pueden consultar prácticamente desde cualquier parte.
Aquí, el problema es que nadie le enseña a los estudiantes cómo utilizarlos bien y sacarles el mejor provecho. ¿Se habían puesto a pensar que alguien debe enseñar a usarlos y que el mejor lugar sería la escuela?
2. El salón de clases
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Hoy, las oficinas de empresas como Google o Facebook son ejemplo a nivel mundial de cómo se crean espacios de colaboración o de la manera en que las personas pueden trabajar en lugares que no sean únicamente un escritorio.
Pero en las escuelas todavía prevalece el modelo en el que los estudiantes están sentados en bancas perfectamente ordenadas dentro de un salón en el que permanecen varias horas al día y donde el profesor se para al frente para impartir una cátedra.
1. Las clases de educación física
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Gran parte del éxito de las clases de natación, escuelitas de futbol y profesores de taekwondo es que las clases de educación física de las escuelas son, en general, insuficientes.
Así, en la mayoría de las escuelas, la “clase de deportes” se limita a una o dos horas a la semana, insuficientes para la actividad física que necesita cualquier pequeño, por lo que las mamás o papás que tienen los recursos y el tiempo, optan por ocupar las tardes en clases privadas para que sus hijos aprendan alguna disciplina deportiva.