Fin de quincena: esa terrible época del mes en la que el dinero prácticamente se agotó y tienes que tomar medidas desesperadas para poder sobrevivir hasta que te depositen de nuevo… o hasta que alguien se apiade de ti y te haga un pequeño préstamo o te invite a comer.
Cada fin de quincena todos entramos en modo extremo y aumenta el instinto de supervivencia.
La cartera está vacía y el ambiente se vuelve más hostil de lo normal, así que hay que tomar ciertas medidas para lograr ser el más fuerte y llegar al momento del depósito.
Bueno, tal vez exageramos un poco, pero no nos vas a negar que has hecho uno o más de estos rituales de fin de quincena.
Revisar cada cinco minutos el saldo de la tarjeta
Un día antes de la quincena te despiertas temprano y corres al cajero automático para ver si todos los astros se alinearon y te depositaron temprano, ¡pero no! Sólo tienes 30 centavos en la tarjeta.
Después de la decepción no queda más que volver en repetidas ocasiones al cajero automático o revisar cada cinco minutos el saldo desde tu celular.
Revisar cada rincón de tu casa
Está bien, todavía no depositan pero no todo está perdido. Entre los sillones, debajo de la cama, en la chamarra que no usamos desde el invierno pasado… cualquier sitio nos parece el lugar perfecto donde podría esconderse una moneda; así que comenzamos una ardua búsqueda rogando a todos los dioses encontrar cualquier cantidad de dinero.
Economizar la máximo
En fin de quincena comienzas la dieta que debiste empezar en enero, te das cuenta de que el café sin azúcar y con mucha agua no sabe tan mal; elaboras un nuevo platillo con las sobras de tu refrigerador y hasta esperas por horas el RTP para que los últimos 20 pesos te alcancen hasta que depositen. ¡Sí se puede!
Pedirle prestado oootra vez a tus papás
Prometiste (la quincena pasada) no volver a pedir dinero prestado a tus papás, pues ya eres toda una persona independiente y puedes hacerte cargo perfectamente de tus gastos. Pero bueno, una última vez no hace daño a nadie, ¿o sí?
El viejo y confiable tarjetazo
Todo lo demás falló. Así que recurres al viejo y confiable tarjetazo para comprar sólo lo esencial para sobrevivir. Mientras lo haces juras mil veces que en cuanto te depositen repondrás ese pequeño préstamo.
Proponerte ser más responsable con tus gastos
Después de pasar la época de austeridad de fin de quincena llega el glorioso momento de recibir tu sueldo. Retiras el dinero de tu tarjeta y un aire misterioso inunda tu rostro y te motiva a administrar mejor tu dinero para que te rinda las próximas dos semanas.
Lo cual sabes que no va a ocurrir.