Podría decirse que la colonia Roma inició a causa de otro proceso de gentrificación. Nacida en 1903 durante el gobierno de Porfirio Díaz, esta colonia (que eran antes potreros alrededor del pueblo de La Romita) fue concebida como hogar para las clases altas, con una marcada influencia de la arquitectura europea.
En esa época llegaron al barrio personas nuevas ricas y desplazadas del campo. Pero también “llegan a vivir aquí Álvaro Obregón, el general Plutarco Elías Calles, el presidente Pedro Lascuráin… fue una paradoja (para el Porfiriato)”, cuenta José Pérez Linares, cronista con estudios en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y vecino de la Roma desde hace casi 30 años.
Las guerras mundiales incrementaron la ola migratoria y enriquecieron el carácter multicultural del barrio. “Judíos y árabes llegaron a Correo Mayor o la zona de La Merced, pero una vez que el negocio ‘pegaba’, se mudaban a la Roma”, comenta el cronista. La colonia continuó con su carácter residencial, pero para otra población: entre los años 40 y 50, se asentaron empresarios de clase media de varios estados del país, que buscaban mejores condiciones de vida.
Sin embargo, en 1942, el presidente Manuel Ávila Camacho implementó una medida que impactó a la Roma: las rentas congeladas. Esto produjo el deterioro de edificios, cuyos dueños descuidaron el mantenimiento. El paisaje de la Roma cambió: llegaron los multifamiliares y la colonia se transformó en un barrio clasemediero.
Estos procesos migratorios se detuvieron por décadas, y luego vino el sismo del 85. Con él se derrumbó el glamour de la Roma. Sus primeros habitantes huyeron y la vivienda se pauperizó: durante más o menos década y media, la Roma era todo menos una colonia “cool” para vivir. Pero en 1990, Salinas de Gortari levantó el congelamiento de rentas. Aunque la ley se derogó hasta 2001, el mercado inmobiliario entró en auge.
Esto se cruzó con otro fenómeno: a partir del 2000, las nuevas generaciones, que ya no recordaban del todo el sismo del 85, le había perdido el miedo a la Roma. El boom de la oferta de servicios, los bajos costos de renta y la ubicación, terminaron de atraer a lxs más jóvenes. Además, en aquel entonces, “las empresas inmobiliarias empiezan a construir donde se pueda”, agrega el cronista.
Durante dos décadas, la Roma se afianzó como una colonia cool para los millennials de clases medias altas y altas, que durante ese tiempo prácticamente terminaron de desplazar a pobladores originales. Para cuando llegó la pandemia de COVID-19, el home office y los nómadas digitales, la Roma era suelo perfecto para el fenómeno que hoy vive.
“Extranjeros vienen a vivir aquí, a trabajar en el café internet, a ganar en euros o en dólares y a pagar rentas en pesos”, destaca Pérez Linares.
La parte visible, y para mucha gente escandalosa, de lo que ocurre hoy en la Roma se afianzó: los incomparables sueldos de los extranjeros han permitido que los arrendadores suban las rentas.
De acuerdo con Carlos Arias, vocero de Inmuebles24, el promedio de las rentas en la Cuauhtémoc está en $24,456 mensuales, pero en la Roma hay departamentos que superan los $50,000 por mes. Es, además, el barrio con mayor oferta de alojamiento temporal, dirigido a extranjeros que vienen a vivir a la ciudad: de acuerdo con el mapa creado por Jerónimo Monroy, en la colonia Roma Norte y Sur hay 3,383 inmuebles de arrendadores con la app.