Un francés en CDMX

Thomas, un francés de 33 años, llegó hace cinco años siguiendo a su exnovia mexicana. Al principio, disfrutó del turismo y el amor, pero luego tuvo que buscar empleo. Comenzó dando clases de francés a niñxs por $300 la hora y luego consiguió un trabajo más formal en un colegio francés, ganando aproximadamente $20,000 al mes. Para complementar sus ingresos, trabaja como coach de boxeo.

Nunca ha sentido rechazo en México, aunque ha notado cierto clasismo; ser extranjero y blanco le ha facilitado algunas cosas. Solo una vez, en un Oxxo, un cajero le gritó: “Yo estoy en mi país y hago lo que quiero”. Esa fue la única vez que sintió ese tipo de rechazo. Ha vivido en la Narvarte y la Doctores con roomies debido al alto costo de vida, y ahora habita en la Roma con su novia, pagando una renta de casi $20,000 entre los dos.

Una polaca en CDMX

Hanna, que vive en nuestro país desde hace casi dos años, ha aprendido español y está fascinada con el país. Aquí intenta levantar un proyecto de yoga y mindfulness. “Estoy buscando vivir de cosas que me gustan aquí en México, no quiero vivir de trabajos remotos desde mi país”, reconoce.

Hanna vivió en África antes de regresar a Polonia, donde un amigo la invitó a México. Prefiere vivir en Polanco por seguridad, aunque destaca la belleza de Roma y Condesa.

“Decidí vivir en México porque me encanta este país. Si quisiera estar con extranjeros, me iría a California. La Condesa es encantadora, pero es carísima y está llena de turistas”, comentó. “Los precios en la Condesa no tienen sentido“.

Encontrar un lugar amueblado fue complicado por los requisitos de alquiler, como dos avales y rentas adelantadas, que le resultaron difíciles como extranjera. Hanna también mencionó que “la cultura gringa se cree superior en muchos países y deberían ser más humildes y nutrirse mucho de la cultura mexicana”.

Un egipcio-americano en CDMX

Mohamed es un programador egipcio que ha vivido en Estados Unidos y ahora trabaja para una empresa gringa en México.

“Creo que las razones son tanto emocionales como financieras. Obtener los beneficios de la inmigración aquí en México es muy fácil, especialmente para las personas de Estados Unidos. El dinero rinde mucho más aquí que allá. Los motivos emocionales se deben al estilo de vida, el espíritu mexicano y la acogida de la gente, eso es lo que más me gusta”.

Mohamed

Mohamed ha trabajado desde 2020 en nuestro país y comentó que los precios en nuestro país, sobre todo en alimentos, han subido. “El costo de la comida aquí es casi el doble. Comparado con una comida normal en EE.UU., es carísimo comer en un restaurante de Condesa”, reconoció.

México ofrece a los extranjeros una combinación atractiva de facilidad migratoria, buen valor por el dinero y una cultura acogedora, a pesar del aumento en los costos de vida en CDMX.

Una española en CDMX

Lucía trabaja para una empresa europea en América Latina y vive en México porque le facilita desplazarse a otros países del continente. Sin embargo, considera que la capital es costosa.

“La Ciudad de México es muy cara. Vengo de Barcelona y todo aquí es igual o más caro, especialmente en los alimentos, supermercados y centros comerciales. No me refiero a los tianguis, pero la comida en general es muy cara, y comer o tomar algo fuera es costoso. Colonias como Condesa, Roma y Narvarte son caras. No puedo creer que en la misma cadena o tienda los precios varíen tanto según la zona y el nivel de vida”.

Lucía

La declaración de Lucía nos muestra que no todos lxs extranjerxs consideran que vivir en México o CDMX es barato o fácil. No todas las personas de fuera tienen una vida sencilla aquí. Aunque muchxs aman nuestro país, la realidad es que están aquí por razones laborales y enfrentan desafíos similares a los de muchxs mexicanxs en términos de costo de vida.