Todo buen desayuno en la Ciudad de México invariablemente debe incluir huevos, chorizo, chilaquiles, café, pan dulce y su juguito de naranja: no hay pierde, lo que decidimos es la locación. Por un lado, nominamos a El Cardenal de San Ángel, con su chocolate con leche y su ambiente costumbrista, casi Porfiriano. Aunque Don Porfirio también habría preferido hacer su petit dejeuner afrancesado (o mejor dicho, argentinizado) en el Fresco by Diego entre bicicletas y perros, hincándole el diente a un esponjoso croissant. Ya ubicados en la Condesa, un clásico es El Ocho y su atmósfera lúdica, donde la onda es jugar juegos de mesa o llenar crucigramas y sudokus mientras llega la comanda. Tantito más hacia la Roma, pero con destino final en Sudamérica, el Mercado de Medellín se ha convertido en una mini-central de abastos para obtener productos del sur del continente. ¿Qué tal echarse el reto de una Bandeja Paisa (el Full English Breakfast), servido en uno de los locales colombianos, entre cumbia y vallenato? Piensa bien: ¿A cuál de estos lugares le darás tu voto como lo más relevante de los últimos diez años?
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