Te quiero, como amigo
Por: Juan Carlos Zamudio
Típico: conoces a alguien que te trae cacheteando las banquetas y estás dispuesto a hacer todo por esa persona. Te cuenta sus problemas, se queja de su pareja contigo, estás ahí cuando te necesita, la acompañas a todos lados, su mamá te ama y hasta te consideran parte de la familia. Todo esto pasa sin el mínimo roce sexual. Bienvenido a la zona de amigos, donde juegas, aprendes, te diviertes, sin tocar. Nunca.
Para alguien en tu situación podría parecerle el fin del mundo, o al menos el exterminio de su dignidad, pero no te preocupes, no todo está perdido. Aquí te decimos cómo salir de la zona de amigos sin perder tu dignidad en el camino.
Sacúdete el “amigui”
Si tus verdaderas intenciones son que esa persona te hable a las tres de la mañana porque te extraña y no porque su pareja la trató mal, debes dejar en claro que no quieres ser su amigui y empezar a aplicar tus tácticas seductoras. No tengas miedo a perder la amistad y apúrate a hacer tu movimiento, de lo contrario, será demasiado tarde y la única posibilidad que tendrás de compartir la cama con esa persona será cuando te invite a hacer pijamada sin ninguna posibilidad de sexo.
Pon límites
Generalmente cuando tenemos un crush tan fuerte, no sabemos decir “no” y cuando nos necesitan estamos ahí en menos de un segundo. Apenas nos dicen “ven” y vamos con esa persona sin importar dónde, cuándo, cómo o por qué. Hacemos esto pensando que tal vez esa persona se tome el tiempo para apreciarlo y nos declare el amor que tanto buscamos. Pues, eso nunca pasará, pequeña criatura de luz, esas cosas sólo pasan en las peliculas.
Así que el mejor movimiento que puedes usar es hacerte el importante. Aunque realmente no tengas nada qué hacer cuando te busquen, di que no puedes y pon límites. No le hagas pensar a esa persona que estrás ahí en cualquier momento, o quedarás hunido en la zona de amigos nivel “nunca pasará nada entre nosotros”.
Tírale la onda
Es un paso totalmente esencial en este proceso tan complejo. Hazle cumplidos directos, de esos que no se pueden responder con un “ay, qué lindooo”. Tampoco estamos diciendo que seas un patán y le digas que se ve más buena que nada. Sé sutil, pero deja en claro que si le dices que esos pantalones se le ven bien es porque quieres que estén en el piso de tu recámara, no porque eres un experto en fashion. De lo contrario quedarás atrapado en el nivel de amigo gay, y eso, querido lector, es lo peor (en especial si no eres gay).
Es hora de hacer el movimiento
Si ya le tiraste la onda y no intentó huir, vas por buen camino. Es hora de que empieces a hacer tus movimientos, literal. Debes empezar a hacer uso de tus brazos, manos y en una de esas, de tus labios. Comienza por buscar contacto físico accidental. Busca su mano, por ejemplo y percibe su reacción. Si tuviste éxito, prosigue lentamente; si no, tómate tu tiempo. No todo el mundo se siente cómodo con el contacto físico.
Da el siguiente paso
Si llegaste hasta aquí con éxito rotundo, debes dar el siguiente paso, antes de que piensen que sólo estás jugando con sus sentimientos. Así que agárrate los pantalones y prepárate para la declaración, si te da el sí, siempre fue tuya, si te batea nunca lo fue. Así de sencillo. Cualquiera que sea la respuesta trata de llevártela tranquila, no te claves, ni te obsesiones. Recuerda que lo que te toca, aunque te quites.
*Les recomendamos ver este video donde explica exactamente qué NO hacer nunca, a menos que quieran estar toda la vida sufriendo porque no les corresponden.