¿Por qué lo hacen?
Los papás sienten que si no nos ponen reglas estrictas, no los vamos a respetar nunca. De ahí que te la hicieran de jamón para quedarte en una pijamada, para ir a una fiesta o hasta para empezar a usar maquillaje o ponerte arete en la oreja. “Es mi casa, son mis reglas”, tíiiiipico.
¿Cómo contrarrestarlo?
Muéstrales que tú sigues sus reglas, pero siempre y cuando sean lógicas. Si a los 19 todavía no te dejan llegar más allá de las 11 de la noche, diles que paren de mamar y que hay formas para que esto se resuelva. Una es mostrarles cómo los papás de tus amigos son más flexibles, y otra es que les demuestres lo responsable que eres: sacando buenas calificaciones o consiguiéndote una chambita de medio tiempo, por ejemplo.
¿Tenemos razón al engentarnos?
Un poco, pero sólo si son reglas absurdas. Cuando no, ni modo, tenemos que apechugar… mientras vivamos en su casa (y hasta cuando no, porque cuando uno los visita todo se repite).