Equipo de comunicación
Alejandra Jarillo – Editora de la guía en Chilango
Era parte del equipo de comunicación, es decir, el cerebro del equipo: quien descifra códigos, encuentra pistas y provee de herramientas útiles para una misión exitosa. Pero también matamos zombis, debemos salvar rehenes y luchamos por salvar nuestra vida.
Primero sentí mucho estrés y adrenalina; la acción y la necesidad de salvar mi vida no me permitían sentir miedo… eso hasta que mi compañero, el jefe de armas, Marino, activó la alarma que hizo salir a “miles” de zombis que estaban dispuestos a devorarnos. Cuando se me apareció el primer muerto en vida frente a frente y tuve que probar mi G36 (metralleta) supe hasta donde podía llegar.
Mi momento estelar fue cuando un zombi que venía frente a mí –yo acorralada contra la pared– no caía al suelo a pesar de que le disparaba como loca, por fin atiné en medio de su frente y finalmente cayó, casi encima de mí, lo empujé y le dije ¡¿no que no te morías, HDP?! Me sentí como en una película.
Cabe mencionar que fui una de las heridas, los zombis aprovecharon de mi diminuta y delicada figura y me atacaron en dos ocasiones: la primera fui auxiliada y curada por el equipo médico; la segunda quedé herida pero sobreviví.
El casco me quedó grande y el arco interior que debe reposar sobre la nariz caía hasta mi boca, por lo que hubo momentos en los que corría con el casco cubriéndome los ojos, fue incómodo pero le sumó intensidad al asunto.
Equipo de ofensiva – Capitán
Hugo A. Juárez – Editor Adjunto de Chilango.com
Yo era parte del equipo de ofensiva pero la neta me tocó llevarme la mejor/peor parte: todos me “aclamaron” para que fuera el capitán del equipo y el principal comandante de la misión. Lo cual significaba que además de proteger a todos matando zombis, tenía que encargarme de que la misión se llevara a cabo, de que el equipo de comunicación tuviera la información que requeríamos, de la seguridad de los rehenes rescatados, coordinar las estrategias de ataque, atender las indicaciones de los organizadores y, sobretodo, GRITAR, gritar mucho para que los demás, a pesar de su pánico y de la adrenalina me hicieran caso.
No era una tarea nada fácil pero la verdad es que me emocionó MUCHO, yo sí les recomendaría que eligieran ser el capitán, a pesar de que tienes grandes responsabilidades (y volveré a The Outbreak y pelearé para ser el capitán de nuevo). Ah, pero eso sí, yo al inicio les pedí a TODOS que se cuidaran solos, porque cada quién tenía un rol muy importante.
No niego que me estresé, y mucho, por la experiencia. No tanto por los zombis (ya que soy súper fan de los videojuegos y estoy “acostumbrado” a eso de las misiones y los muertos vivientes), sino por toda la responsabilidad que tenía en mis hombros y además, obvio, porque a media experiencia ya cada quién hacía lo que Dios le dio a entender y no me hacían caso.
Y bueno, obviamente, como líder cometí muchísimos errores de estrategia y creo que fui el primero en olvidar la misión y las recomendaciones de los organizadores.
Coincido con Marino en que de verdad te sientes como en un videojuego y, por lo tanto, es una experiencia que jamás olvidaré. Además, las armas son muy parecidas a las que se usan en la guerra real, sin mencionar que la atmósfera es inigualable. Además, hay un guión, una verdadera historia de la que eres protagonista.
Lo que menos me gustó fue que me estresé de más por mi cargo y eso no me permitió disfrutar del todo, además de que los organizadores nos corretearon incluso en las zonas seguras, por lo que no nos daba tiempo de armar estrategias, o de planear nada. OK, puede que en un apocalipsis real no haya tiempo ni de respirar, pero hasta en los videojuegos puedes poner pausa, ¿eh?
Definitivamente lo más chistoso fueron los gritos que lancé cuando me encontraba con un zombi, como cuando Ned Flanders se encuentra con unas cortinas púrpuras…
https://www.youtube.com/watch?v=WlnX6261xjE
…y también cuando yo muy feliz me jactaba de que habíamos podido rescatar a una doctora atrapada pero de pronto la perdimos casi al final del juego y salimos sin ella. No me acordé de ella sino hasta que nuestros “evaluadores” la mencionaron al final…
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