Al parecer la percepción de Recursos Humanos, o incluso de tu jefe, respecto a tu peso es la culpable de que no ganes unos pesos más.
Si tienes que estar en contacto con público, creen que te esconderás y lo más probable es que te pongan a hacer actividades que requieran algún esfuerzo físico, pues según ellos, esto hará que tengas otra apariencia —como si tú se los hubieras pedido… pfff—.
Esto ha sido corroborado por un estudio realizado por Jennifer Shinall, profesora asistente de Derecho en la Vanderbilt Law School, en el que comprobó que ni la educación ni los resultados laborales de las mujeres con sobrepeso son visibles para sus superiores.
Resulta que esta discriminación se ha hecho sistemática y en este estudio se descubrió que las mujeres con sobrepeso, es decir, que tienen un Índice de Masa Corporal de 25 a 29.9, ganan hasta nueve mil dólares anuales menos; las que tienen obesidad, con un IMC de 30 a 39.9, hasta 19 mil dólares anuales menos y, curiosamente, las mujeres muy delgadas, con un IMC de 17 a 18.49, podían llegar a ganar hasta 22 mil dólares más al año.
Y si quieres que te promuevan, es otra batalla. Resulta que aproximadamente la mitad de los directores varones de las empresas tienen sobrepeso, pero sólo el cinco por ciento de las mujeres que están en un puesto directivo tienen algunos kilitos de más.
“Quienes están en los altos mandos no quieren que la imagen de sus empresas sea ocupada por mujeres con sobrepeso”, concluyó Shinall. Se les considera menos conscientes, poco simpáticas, indisciplinadas, e incluso, deshonestas, feas, torpes, en pocas palabras, socialmente desagradables.
¿Qué pasa con las entrevistas de trabajo?
Es prácticamente lo mismo. Según un reciente estudio, publicado en el periódico científico Plos One, no todos los candidatos son percibidos igual, incluso si tienen la misma preparación educativa o una experiencia laboral bárbara.
Para el estudio modificaron las caras de diferentes hombres y mujeres para que parecieran más delgados o más rollizos.
Lo que descubrieron es que las mujeres que lucían con sobrepeso recibían propuestas de sueldo menores entre uno y seis por ciento en comparación con sus contrapartes que lucían delgados.
Lo preocupante del caso es que bajo la premisa de “queremos que nuestros empleados estén sanos”, empresas como Whole Foods han creado programas de recompensas para que los empleados con IMC considerados normales obtengan regalitos.
OJO: no es que hagamos apología del sobrepeso o la obesidad. El punto es que las empresas deben promover un trato igualitario a todos sus empleados y fomentar su salud a través de menús saludables en los comedores o actividades optativas fuera del horario de trabajo.
El hecho de premiarlos y evidenciar su sobrepeso frente al resto de sus compañeros puede conducir a efectos negativos en su autoestima y lograr resultados poco favorables en cuanto a productividad.
Así que no se trata de premiar con dinero o con incentivos a los empleados que tienen un peso considerado “normal”, sino de fomentar un estilo de vida saludable y, por supuesto, evaluar su rendimiento y ser consecuente al respecto sin tomar en cuenta los números que indique la báscula.
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