A Gabriela Cuevas se le solicitó una
entrevista para fijar su postura frente a la información de este reportaje. En
la solicitud se le decía: «es de nuestro mayor interés tener claro cómo fue que
ocurrieron algunos hechos y contar con su testimonio antes de publicar el
contenido de tales irregularidades». Cuevas se negó a dar entrevista, y
contestó: «Parecería ocioso conceder una entrevista cuyo objetivo no es conocer
la verdad, pues el reportaje ya tiene una conclusión prejuiciada en mi contra,
al hablar "de tales irregularidades"». Y agrega: «A la fecha ninguna autoridad
me ha citado, ya no digamos juzgado o sancionado, para alguna investigación
sobre mi desempeño como Jefa Delegacional en Miguel Hidalgo».
Gabriela Cuevas ya
tenía un nuevo cargo tras haber ganado su puesto como diputada en la elección
de 2009: presidenta de la Comisión del DF en la Cámara de Diputados. En
diciembre, tres meses después de haber llegado a San Lázaro, trabajaba en su
iniciativa de Reforma Política para el DF. Pero el fantasma de su gestión en la
delegación Miguel Hidalgo la perseguía.
Ese mes Demetrio Sodi
dio a conocer un comunicado de prensa donde señalaba que la Contraloría Interna
de la delegación investigaba la administración 2006-2009: «En congruencia con
los principios de transparencia y rendición de cuentas, la delegación revisará
presuntas irregularidades y observaciones en contratos, servicios y obra
pública contratada por la administración pasada, que concluyó el 30 de
septiembre de 2009». La investigación, que se basaba en la auditoría que TAO
entregó a la Contraloría Interna, contiene las 1,081 iregularideades de la
gestión de Cuevas en la Miguel Hidalgo.
Las iniciativas y
proyectos que ha presentado Cuevas como diputada federal han estado en la
sombra ante las acusaciones que el PRD DF han hecho contra ella tras darse a
conocer esta auditoría, que aún continúa. En marzo de este año asambleístas de
ese partido promovieron la creación de una Comisión Especial al interior de la
ALDF para investigar a fondo el periodo de Cuevas al frente de la delegación.
Incluso pidieron que dejara el cargo de diputada federal para que «enfrentara»
las investigaciones. La palabra «desafuero» estuvo incluida en la exigencia.
Cuevas acusó a los asambleístas, días después, de «armarle una guerra sucia»
para afectar su imagen pública «con mentiras y calumnias». Pero pidió a la
Contraloría del Gobierno capitalino que le diera a conocer si existía una
investigación en su contra para, en su caso, poder defenderse.
LEE EL REPORTAJE
COMPLETO EN LA EDICIÓN DE AGOSTO DE LA REVISTA CHILANGO.