Tras el boom y el ocaso de los juegos de ritmo, llega uno que le da algo de frescura al género… en cierta forma.
Zen Studios siempre ha destacado por sus originales propuestas y por sus aciertos al incorporar mecánicas de juego sencillas a sus títulos, sin descuidar las sorpresas, como por ejemplo la gran inventiva y espíritu que ponen en cada una de las mesas de Zen Pinball.
Así que cuando me enteré de que iban a lanzar un juego musical de ritmo, por allá del E3 2012, confieso que me puse a brincar como loco de la alegría porque ya me habían conquistado con sus pinball (uno de mis géneros favoritos de juegos de mesa) y ahora harían un juego de otro de mis géneros favoritos (los de ritmo).
Sin embargo, una vez que jugué KickBeat, nuestro juego en cuestión, esos brincos de alegría se convirtieron en saltos de coraje y berrinche, y eso no es del tooodo malo.
Tal vez conozcas los juegos de ritmo: en ellos debes presionar los botones que se te indican siguiendo cierta secuencia. Si lo haces demasiado rápido o muy lentamente, perderás. Debes hacerlo en el momento justo. Si a esto le agregamos música, tenemos juegos como Guitar Hero, Dance Dance Revolution o Rock Band, en los que incluso debes usar otras partes de tu cuerpo, además de tus dedos, para triunfar. ¿Ahora sí ya te acordaste?
Bien, pues en su momento estos juegos de ritmo/musicales tuvieron un importante boom, pero como todo, terminan por agotarse. Ahora, en el 2013, Zen Studios llega a una fiesta que ya tiene las luces prendidas y las sillas están volteadas sobre las mesas, pero no por ello su intento por refrescar el género fue del todo inútil.
La premisa de KickBeat era de por sí arriesgada: fusionar los géneros de ritmo y de peleas en un mismo juego. ¡¿QUÉ?! ¿O sea que vamos a jugar una especie de Street Fighter pero al ritmo de la lambada o qué? OK, el resultado no fue así del todo. Pero vamos por el principio.
En este juego conoceremos la historia de un adolescente “común” llamado Lee que tiene la gran misión de recuperar una esfera que encierra en sí el espíritu de todas las canciones habidas y por haber. Obviamente no vas a dejar que la música muera, ¿verdad? ¿¡VERDAD?!
Ok, sabemos que la trama es lo de menos en este tipo de juegos, pero por lo menos hay que darle puntos a Zen Studios por su originalidad… en fin. Vamos a lo que nos ocupa.
El meollo del asunto es que, como les mencionaba, Zen quiso “fusionar” los juegos de ritmo con los de peleas y al final no lo logró exactamente… La onda aquí es que Lee es un aprendiz de artes marciales y acaba con sus enemigos al ritmo del rock pesado. Así de irreal como suena.
Tú estás en el centro de un escenario y los enemigos comienzan a rodearte por los cuatro puntos cardinales, por así llamarles: arriba, abajo, izquierda y derecha. Cada una de estas direcciones corresponde a un botón de tu control. Por ejemplo, si un enemigo te ataca por arriba, tú debes presionar triángulo (botón que está arriba).
Obviamente el chiste aquí es el ritmo con el que debes presionar los botones para que ningún golpe llegue a Lee. Justo antes de que te ataquen, debes presionar para atacar tú: si lo haces muy pronto o muy lentamente, fallarás. Y si de plano no pudiste bloquear ningún ataque, serás maltratado, por lo que tu nivel de vida disminuirá hasta agotarse y perder la canción, por lo que tienes que empezar desde el inicio.
OK, entonces no es que sea Street Fighter con ritmo, ¿verdad? La neta es que KickBeat sigue teniendo la misma mecánica de todos los juegos de ritmo con ligeras variaciones, para ser sinceros.
Y como en todos los juegos musicales el soundtrack es importante, hablemos del de KickBeat: Marilyn Manson, Rob Zombie, P.O.D., Papa Roach… mmm… ¿qué no todos esos grupos nacieron y murieron en los noventas? Sí, efectivamente: el soundtrack no es para nada actual, y éste es uno de los principales fallos de KickBeat: no es que piense que ninguna de estas rolas es buena, sino que para un juego de 2013 esperaba mucho más variedad. Parece como si Zen se hubiera querido ahorrar el precio de licencias de música más moderna, pero en fin.
Hablando de las mecánicas de juego, y si las tuviera que resumir en una palabra sería: pesadilla. Sí, el juego es extremadamente difícil. De entrada debes entender cuál es el momento adecuado para presionar el botón, lo cual es muy complicado porque los enemigos te dan vueltas como si jugaran a la rueda de San Miguel. No sólo debes anticipar sus movimientos, sino también la dirección que tomarán. La coordinación entre ojo, cerebro, oído y dedos es simplemente perturbadora. Entonces, no sabes si el éxito radica en el ritmo, en la posición de los enemigos o en el Espíritu Santo que te guía. ¿Lo lograrás?
Sí, pero después de mucha práctica, frustración y prueba y error, porque si se acaba tu vida, deberás reiniciar todo (y algunas canciones que duran 4 minutos se te harán eteeeernas cuando las tengas que oír una y otra y otra vez…). Y no creas que hay patrones predefinidos, ya que cuando tú crees que ya agarraste el ritmo, a media canción cambian las cosas y seguramente perderás. Claro que hay algunas ayudas, pero tomarlas también es muy difícil.
Si eres de los que aman los retos difíciles, KickBeat te encantará. Es original y divertido, pero muy frustrante en momentos, y también repetitivo, porque como no puedes escoger las rolas que te irán tocando, si no te laten, te las vas a tener que chutar toditas y varias veces.
Hay un modo en el cual puedes jugar con tu propia música, pero la sincronización falla y el ritmo no es el adecuado siempre.
Si le dedicas mucho tiempo, podrás casi casi decir que puedes operar a una persona. Sí, es que tanta coordinación ni los cirujanos la tienen.
Pero ya hablando en serio, vale la pena que le des un vistazo a KickBeat y decidas si es para ti. Si eres masoquista, no debes perdértelo. Ah, tampoco te lo pierdas si te quedaste atrapado en el rock de los 90’s.
KickBeat
Desarrolla: Zen Studios
Publica: Zen Studios
Consolas: Vita y PS3
Fecha de salida: 3 de septiembre 2013
Clasificación: T para adolescentes y adultos