Recorrido: Francisco Sosa
Por: Fernando Delmar Huerta
Caminaremos, sin peligros, por uno de los cuadros históricos másimportantes de la ciudad y más hermosos del país entero: la calle de FranciscoSosa, centro colonial del lugar delos coyotes.
Si va uno por avenida Universidad,cerquita de los Viveros y Miguel Ángel de Quevedo, encuentra en la entrada de la calle que visitaremos cuatroelementos identificables: en el extremo izquierdo, un caño con oloresinsoportables. Junto a él, la capilla y el puente de San Antonio de Panzacola,construcciones del siglo XVI que cruzaban el río de la Magdalena (el ahoracaño) y de las pocas edificaciones que se conservan intactas de la época.
Delotro lado, abierta al público pero escondido tras de muros, está la capilla delAltillo, una especial pues dicen los que saben que su techo en forma deelíptica es un hito de la arquitectura mexicana.
Después de poco, se encontrará a manoderecha la nueva Fonoteca Nacional. Es un proyecto interesante: conservaregistros sonoros de muchas claves históricas del país (están, por ejemplo, laúnica grabación que existe con la voz de Don Porfirio o muchas grabacionesfolclóricas musicales de interés) y seguido tienen exposiciones y eventos quevale la pena visitar. Además, es un espacio bellísimo, que hace no mucho servíacomo sede de la Fundación de Octavio Paz.
Siga el camino amarillo, que no es amarilloy a veces está en obras. Aumentarán, conforme avanza, el número de árboles ycallejones aledaños. Disfrute de la vista: estamos en una calle que vale lapena observar con calma y gozar a cada paso.
Se cubrirá con el follaje de enormes árboles ydejará atrás cualquier cosa que le recuerde a la ciudad moderna. Se encontrarácon la fonda Las Lupitas, un rincón nostálgico que recuerda a losestablecimientos de antaño, además de dos sitios de interés: primero, la iglesia desanta Catarina. Con supatio que enamora y es ideal para aquella mujer que sí te importa, es unaiglesia que data del siglo XVII y se usaba para evangelizar a la población nativa.
La casa de cultura Reyes Heroles tieneun buen restaurante y es un lugar lindo de visitar, si bien no encuentra unoexposiciones extraordinarias ni talleres excepcionales. A ver si le toca. Peroes un espacio también de época colonial que conserva casi íntegra suconstrucción.
Escondido en una esquina, está tambiénel teatro Santa Catarina, perteneciente a la UNAM y que muestra algo de artesescénicas de corte experimental. Aquí sí vale mucho la pena ver qué se muestra ydarse un espacio.
Pronto también topará con la Compañía Nacional deTeatro, manejada por Luis de Tavira y que ofrece extraordinarias opciones dentrodel mundo de las tablas. Además, se encuentra en una casa cuyos espacios sonconsiderados unos de los más hermosos de todo Coyoacán.
La casa del mismísimo Francisco Sosa sigue unas cuadras adelante.El número 38 (casa grande, amarilla, emplacada y sin timbre para no molestar)servía de residencia al gran historiador (exageramos, lo conocemos poco, loconocen poco, pero hay que mantener las formas) autor de títulos tan memorablescomo Doctor Cupido, El Privado y Por una madrastra. Ahí nomás.
Poco después, está la "Casa de Alvarado". El número 338 (sino le sirve la referencia numérica, falta buscar a su mano izquierda una casacon harto dioro y unas letrotas quela delatan) era la quinta utilizada por Pedro de Alvarado, uno de los más violentos (ypor tanto, exitosos) de los españoles que llegaron por estos lares. Fue el queordenó la Gran Matanza del Templo Mayor y, mientras destronaba mexicas,descansaba en el apacible Coyoacán.
Y después de una caminata tan larga yextenuante, ha llegado usted a la Plaza de Coyoacán, oficialmente conocida porel nombre de cada una de sus partes: la Plaza Hidalgo y Jardín Centenario. De sus sorpresas yparticularidades, así como de los secretos de otras zonas coyoacanas y acoyotadas, hablaremos en el siguiente recorrido.