Quizá sea el hecho de vivir en la Ciudad más hermosa del mundo, la gran diversidad cultural, o la exquisita alimentación a base de riquísima vitamina T, pero, debemos admitirlo, los chilangos somos adorables. A nuestra manera, obvio. Pero lo somos.
Y es que los que vivimos en la ajetreada Ciudad de México somos, en realidad, criaturas fascinantes, polifacéticas, divertidas…¡ah, tantas cosas!
En fin, el orgullo nos está invadiendo, por lo que decidimos enlistar algunas razones para sí andar con un chilango. Sabemos que hay más, pero queremos que ustedes nos digan el resto.
– Finísimo paladar. Nos la sabemos de todas todas en el campo gastronómico. No somos esnobistas, lo mismo apreciamos el sabor de unos riquísimo tacos de tripa, como un Filet mignon. Siempre sabremos ubicar los mejores sitios para degustar los platillos más diversos.
– Incomparable ingenio. El DF es la cuna del albur, de las reparaciones improvisadas, de los planes b y todo tipo de soluciones para cualquier problema. Todo lo sabemos arreglar.
– Deportistas extremos. A pesar de la mala fama que nos han adjudicado, somos personas muy activas y deportistas. Aquí aplicamos varios deportes extremos al día. Cruzar constituyentes en horas pico, por ejemplo.
– Divertidos. Cuando vives en una ciudad donde siempre, siempre hay algo qué hacer, tu mente trabaja de forma distinta al resto. La necesidad de hacer cosas está presente en todo momento. Que nos vamos de antro, de fiesta; que si hay concierto o toquín; que si el nuevo Ciclo de la Cineteca Nacional, o la nueva de Thor. Somos los maestros de la diversión.
– Catadores etílicos. El chupe es uno de nuestros mejores amigos. Está presente en las mejores fiestas y, por supuesto, todo chilango es catador porque por nuestro paladar (e hígado) han pasado los más diversos licores del mundo. Desde la rareza más recóndita hasta el bacacho.
– Gran bagaje cultural. El DF es la ciudad del mundo con más museos, por lo que nuestro conocimiento está encima del promedio, además, siempre tenemos opciones culturales para hacer. Aquí el que no aprende es porque no quiere.
– Cuerpos esculturales. Quizá todavía no se noten los resultados, pera ya verán en unos meses cómo el cuerpo del chilango se transformará de ‘gordibueno’ a la encarnación de Adonis. Esto será, gracias al boom de gimnasios en la ciudad, del creciente uso de bicicletas y los nuevos espacios para hacer ejercicio.
– Luchadores. Que si las marchas, que si los temblores, que si las lluvias…¡Nada nos puede detener! Somos amos y señores en esto de superar las adversidades. Cuando nos unimos somos más fuertes que cualquiera. El chilango es famoso porque nunca se deja.
Ahora, ustedes dígannos las bondades de andar con un chilango.