Dicen que las segundas partes nunca son buenas y menos si en el primer antecedente las cosas fueron un desastre.
Con esa referencia, hoy se ha anunciado que el argentino Ricardo Antonio La Volpe es el nuevo entrenador del América, una papa caliente que ha tenido un torneo tan irregular como el precio del dólar, justo en su campaña de aniversario número 100.
A sólo 20 días del festejo y con la disputa del Mundial de Clubes en puerta, la directiva decidió cesar a Ignacio Ambriz (sucedió después del 2-0 contra León de este fin de semana) y traer de nuevo a ‘El Bigotón’, quien ya había dirigido al equipo un par de décadas atrás.
El saldo de aquel Invierno 96 fue el despido del entrenador apenas en la quinta fecha de la liga, con un partido ganado y tres perdidos (la jornada 4 fue postergada ante Cruz Azul y se disputó una semana luego de su salida), entre ellos una goleada histórica en el clásico contra Chivas de 5-0.
La luz y sombra en su carrera como entrenador
Ricardo La Volpe se convirtió en técnico en 1983, cuando dejó su posición como jugador en los Halcones de Oaxtepec. A ellos los salvó del descenso.
Diez años más tarde levantó la copa con Atlante en su segunda etapa -de tres- como DT del equipo.
Fue justamente ahí donde consolidó la corriente del Lavolpismo, influenciando con sus esquemas tácticos y filosofía futbolística de ataque a nuevos entrenadores -que habían sido sus jugadores- como Miguel Herrera, José Guadalupe Cruz y Daniel Guzmán.
En 1999 se convirtió en el gurú del atlismo cuando llevó a los Rojinegros hasta la final, dejando atrás una estela de gran futbol como hacía mucho no se veía en los rumbos del Estadio Jalisco. Sólo la suerte de Toluca en una ronda de penales le quitó su segundo título como entrenador.
Parte de esa estela lo llevó a ser elegido en 2002 como titular de la Selección Mexicana en el periodo de preparación para el Mundial de Alemania 2006, tiempo en el que ganó una Copa Oro (2003) y le dio un lugar protagonista al equipo en el área de Concacaf.
Ese fue el trampolín del que brincó a la dirección de equipos argentinos como Boca Juniors, Vélez Sarsfield, Banfield, la selección de Costa Rica, en los que no pasó gran cosa, y de vuelta a México con Monterrey, Chiapas y Guadalajara, del que tuvo que salir en 2014 por un escándalo sexual con la podóloga titular.
Con este panorama, ¿será el mesías que América necesita para tomar control de la liga, convertirse en campeón al mismo tiempo que festeja su centenario y hacer el mejor papel de un equipo mexicano en el Mundial de Clubes?
Lo sabremos en los siguientes tres meses.
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