Este año hubo inundaciones, terremotos, y, encima, nos fue mal en el Mundial. Pero también hubo muchas cosas que nos hicieron sentir orgullosos.
2010: un año en el que aprendimos que la ciudad puede pensarse y vivirse de otra manera.
Aprendimos que podemos cambiar el auto por la bicicleta. Que el teatro tiene más vida que hace 15 años, que el cine nacional puede ser atrevido, y que exportamos moda, arte y literatura. Que hay iniciativas que empoderan al ciudadano y periodistas que no hacen espectáculo de la nota roja.
Los que están detrás de estas cosas son los que nos dan orgullo.
Vaya pues este recuento, a manera de festejo, con lo mejor de 2010, un año en el que aprendimos que la ciudad puede pensarse y vivirse de otra manera.