Siete incomodísimos lugares dentro del transporte público

“¡Hay lugares, hay lugares!” ¿Es en serio? ¡Quién les cree! o ¿acaso los choferes y los que suben el pasaje no se han dado cuenta que abordamos un transporte con todo menos espacios para acomodarse?

 

Pues aquí los siete incomodísimos lugares que usted puede encontrar al grito de “súbale, súbale”:

Es el lugar de que todos huyen, nadie quiere ser el que recoge las limosnas, el que ve pasar el dinero y no obtiene ni una comisión. Además de tanto torzón para darle la morralla al chofer, hasta una torticolis tienes asegurada.

 

Mientras los grandes empresarios se transportan en helicóptero, nosotros los mortales hacemos algo similar cuando nos agarran las prisas y hay que pescarse de donde se pueda. Si no has aplicado la ‘voladora’ en el microbús, no has vivido (o estás a punto de no seguir viviendo).

Es el sitio en donde vas como ‘Don Horacio….con un glúteo en el espacio’. Para “semi-sentarse” en este lugar hay que tener en mente que “en donde caben tres, caben cuatro”. 

Para ocupar este lugar te recomendamos que si tienes piernas largas de modelo, te abstengas en ocuparlo, de otro modo irás tan encogido que un hormigueo recorrerá tus extremidades y en una de esas hasta con reumas y calambres llegas a tu destino.

 

La línea azul del metro tiene vagones último modelo, pero ¡aguas! eso no es garantía de ir cómodo, todo lo contrario. Hay que poner a prueba el equilibrio de las asentaderas para no resbalar y apretar al pasajero contiguo.

Es ese asiento diminuto-justo-justo que requiere de las habilidades ‘de aguilita’ para poder sostenerse. Es exclusivo, pero nada confortable. Cuidado si te agarra un frenón de aquellos, porque tendrás que hacer tierra con tu piecito.

La intersección de este transporte está hecha con pliegues que al parecer garantizan confort si te recargas. Hasta un masajito de espalda puedes conseguir, pero eso es para novatos…Los veteranos saben que recargarse ahí te conseguirá un tremendo pellizco.