Muerte y tragedia para Sn. Valentín
Por: Fernando Delmar Huerta
William & Joan
La generación beat, aquella que produjo grandes clásicos de la literatura norteamericana como "En el camino" de Jack Kerouac, "Aullido" de Allen Ginsberg y "El Almuerzo Desnudo" de William Burroughs, se piensa faltante de figuras femeninas. Esto, por desgracia, es consecuencia del homicidio.
Joan Vollmer, joven estudiante de excelencia y lidereza intelectual del primer círculo beat, parecía ser la indicada de llenar el vacío de género. Sin embargo, se vio involucrada sentimentalmente con el más salvaje de los guerreros de la pluma, el mentado Burroughs, que había forjado fama con base en pinchazos de heroína, alcoholismo, sexualidad libertina y nihilismos generalizados. Era, digamos, un desmadrito.
Entrados en la relación, una noche borracha Joan balanceaba una jarrita de agua sobre su cabeza. Burroughs, aún no publicado como escritor, era un amante de las armas; Guillermo Tell de pacotilla, intentó disparar al jarrón sin mucho tino, asesinando de inmediato a su amada.
Años después, en algún prólogo, William confesaría: "he llegado a la terrible conclusión de que nunca me hubiera convertido en escritor si no hubiera sido por la muerte de Joan […] Me llevó a una lucha interna que tuve que sortear por medio de la palabra escrita".
John & Yoko
Yoko Ono gozaba de cierta fama dentro del novedoso mundo del arte conceptual. Corrían los años sesenta y su obra gustaba por sus dejos de esperanza, optimismo, fácil felicidad.
Llegó su oportunidad de exponer en algún espacio Britón. Un tal John Lennon, siempre pretencioso en sus aspiraciones artísticas (para bien y para mal), pisó las salas de la galería. Conoció gustoso la obra de Ono y se enamoró de la artista.
Su relación fue la más pública y sonada por años. Lennon (que falta y no falta por introducir) compuso docenas de canciones llenas de melcocha donde la japonesa figuraba como su madre ausente. Lo dejó todo por Yoko, algunos acusan que hasta a la más importante agrupación de todos los tiempos. Al menos, un amor valiente.
Por eso duele: Mark David Chapman, un orate con aspiraciones de grandeza, esperó durante dos días a Lennon y Ono frente a su departamento en Nueva York. Una fatídica noche, disparó desaforadamente en contra del compositor inglés. Murió al instante.
Yoko perdió al referente principal de su existencia. Dese entonces, vive bajo "aquella sombra maravillosa, como la que da un hermoso árbol".
Félix & Ross
Félix González Torres fue uno de los artistas más importantes en el mundo del arte contemporáneo al inicio de la década de los 90. Sus instalaciones, compuestas generalmente de coloridos agrupamientos de los objetos más diversos, alcanzaron el reconocimiento inmediato de la crítica y la fama global.
La tragedia vino en el punto más alto de su carrera: su pareja sentimental, un hombre llamado Ross, fue diagnosticado y muerto de SIDA a mediados de 1996. Tras su fallecimiento, González Torres localizó 24 fotografías de una cama vacía en distintos puntos publicitarios de Nueva York. Un discurso terrible.
Diría Félix: "Cuando la gente me pregunta a quién me dirijo, quién es mi público, nunca lo he dudado: es Ross. Los demás espectadores llegan casi por accidente."
El artista cubano moriría de la misma enfermedad seis años después.
Vicente & Pablo
Es conocidísimo un detalle de esta tormentosa relación: Vicent Van Gogh se cortó una oreja y la envió a su novia por correo. Eso dicta la leyenda, un poco incierta.
La realidad es que llevó su oreja cortada a una prostituta, que se desmayó de inmediato. No se trataba de una ofrenda de amor, como pudiera pensarse. Fue, sobra decirlo, una locura.
Paul Gaugin, artista tan grande como Vincent, tenía una amistad digamos "apasionante" con el holandés. Lo mantenía y asistía en muchas labores, el uno internado por loco, el otro loco. Peleaban mucho.
Una noche de bronca Van Gogh cometió el acto más famoso de la historia del arte. Después de discutir y golpearse con Gaugin, fue de visita al burdel con la cabeza toda ensangrentada. Durmió esa noche hasta quedarse inconsciente, salvado por la policía que había sido advertida por la prostituta.
Van Gogh y Gaugin volvieron a hablarse.
Arthur & Paul
Era un chamaco precoz, uno de los más grandes poetas de la historia, a la hora de cumplir los 19 años. Un rebelde. Había huido de casa para convertirse a los ritos del alcohol, el sexo y las drogas, para después escribir las cartas más sentidas y conservadoras a su querida madre. Arthur Rimbaud, el más maldito de los "poetas malditos", fue el primer y auténtico rockstar, un niño imberbe que a los 20 años había renunciado a la poesía para traficar armas en el norte africano.
El mentor de Rimbaud fue Paul Verlaine. Eran amantes y amigos, el más perfecto ejemplo del amor griego en la literatura, Verlaine su padre, su tutor, protector, compañero de farras.
Vivieron juntos, miserables, aunque el muy mayor Verlaine estuviera casado, y llegó a grados tan hiperbólicos y encendidos la relación que uno apuñaló al otro alguna que otra vez. No recuerdo (no importa) quién.
Rimbaud, a pesar de ser un niño, humillaba a Paul en cada momento. Cuando éste lo apuñaló, lo mandó encarcelar durante dos años. Se vieron una vez más, terminando el más intenso de los amores literarios.