Humberto Moreira Valdés es famoso por ser uno de los políticos priístas más poderosos del país, por ser gobernador de Coahuila –en un momento álgido de inseguridades y mafias–, y por bailar con una gracia digna del mismísimo Tin Tán.
Ahora busca la presidencia de su partido, el Revolucionario Institucional, de cara a dos años electorales de enorme trascendencia que busca liderar hacia el triunfo. Si lo logra, cosa probable, Moreira quedaría como el líder partidista que regresó a su partido al poder, situación verdaderamente histórica: que yo recuerde, ningún régimen de partido único lo ha hecho triunfar electoralmente una vez que logró deshacerse de él.
Esto, pues, es lo que se juega Moreira, que hoy pide licencia como gobernador (dejando a Jorge Torres López como reemplazo) para continuar con sus pretenciones políticas.