Verdaderas pruebas de amor chilangas
Por: Colaborador
Por fin encontraste a tu media naranja. Ese ser, cuya presencia te revolotea las mariposas que habitan en tu estómago, finalmente cayó en tus redes. Ahora sólo queda disfrutar el tiempo juntos y aprovechar cada momento del día en el que puedan verse.
Pero, ¿será que realmente esto vaya a funcionar? Si esto no es amor, ¿entonces qué le digo a mi corazón?
Bah, relájate y déjate llevar. Lo mejor de una relación es la espontaneidad y compartir instantes que los hagan felices.
Eso sí, el amor en esta ciudad se vive de una manera única. No es lo mismo que tu pareja viva a tres minutos de tu casa o que los fines de semana se queden encerrados en la casa porque no hay ningún lugar a dónde ir. Aquí reina la variedad y eso ayuda a meterle enjundia a la relación.
Hicimos un listado con las cosas que muchos han hecho para conquistar y mantener enamorado el corazón sus amorcitos. Así que aquí les van:
– Por ti iría hasta la Luna. Los chilangos somos capaces de aventarnos desde Villa Coapa hasta Satélite para ver a nuestra pareja. No nos importa si haremos dos horas de trayecto, si sólo se verán durante cinco minutos o si todo el mundo les ha sugerido conseguirse a alguien con otro código postal. Amor mata kilómetros.
– ¿Es hora pico y quieres ver a tu pareja? Así sea en burro, coche, Metro o pesero, tú te lanzas. Nada se interpone entre ustedes dos y mucho menos el transporte. Faltaba más.
– Se acerca la fecha para el concierto de Pearl Jam (o bien, inserte aquí el grupo de su preferencia). Andas más roto que un coche viejo, pero aún así sacas tus ahorritos para comprar boletos e ir juntos. ¿Qué puede ser más romántico que cantar juntos “Wishlist”?
– Hoy cumplen un año juntos. Reservas en el restaurante de comida tailandesa al que tu pareja quería ir desde hace mucho tiempo. De nuevo rompes el cochinito para apapacharlo/a o empeñas la vajilla china de tu abuela, no importa. O si quieres ponerte a tono, le preparas un menú único. Visitas el Mercado de San Juan y te abasteces de pura delicia. Panza llena, corazón contento.
– Travesías eternas, transporte guajolotero y aún así, lo/a esperas a que termine de arreglarse. Que tire la primera piedra quien no se haya echado una pestañita en la sala esperando a que su pareja quede emperillofada.
– El sábado amaneces junto a tu pareja sin ganas de mover un dedo. A ella/él se le ocurre la brillante idea de querer comer garnachas en el tianguis de la esquina. En otras circunstancias, tu cruda te impediría coordinar tus pasos para llegar hasta ahí. Corte a: ya vas por el sexto tlacoyo.
– ¿Miércoles de cine? Na, apliquemos la Noche de Museos. Quizá no seas tan afecto a visitarlos, pero en aras de conservar el amor, te dispones a conocerlos todos.
– A estas alturas del partido ya conoces a todos sus amigos, a su abuelita y hasta la tía Rita que canta canciones de misa en todas las comidas familiares de los domingos. No hay nada que ocultar.
– ¿Están listos para dar el siguiente paso? Ya sea que se muden juntos (y evitar las horas en el transporte) o que decidan matrimoniarse, toman la decisión. En nuestra querida ciudad se celebra el amor para todos.
– Las posibilidades de concretar los proyectos aquí son muy reales. Así que si decides emprender con algo y tu pareja te apoya por alcanzar tus sueños, ya la hiciste.
El amor se trata de compartir, tolerar y sacrificarse por el otro y sin duda sabe diferente en nuestra querida ciudad. ¿Qué otras cosas han hecho por amor?
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