¿Cómo se prepara?
Se trata de esas manzanas que vendían encajadas en un palo con hoyitos y que lucían deliciosa pero, o decepción, cuando convencías a tu mamá de que te comprara una, te dabas cuenta de que sabían asoleadas, bofas y que el estético caramelo no era más que una trampa arranca dientes.
Su modo de preparación es simple, debes calentar azúcar en un sartén hasta que se vuelva líquido y verterlo sobre una manzana peladita y prepárate a sufrir caries.
¿Grado de empalagosidad?
Alto, acá ocurre una contraducción, sí tiene frutita, pero la frutita está pasadita y no tan rica y el caramelo te dará una sobredosis de azúcar sin duda.
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