Leyenda urbana: ¡Pácatelas, Stanley!
Por: Colaborador
Poco tiempo después de terminar la que sería la última transmisión de su programa “Una tras otra”, Paco Stanley fue asesinado afuera del Charco de las Ranas de Periférico Sur. Había ido a ese lugar a desayunar con su amigo y patiño, Mario Bezares, quien en el momento justo del asesinato estaba en el baño. Mientras Paco abordaba su camioneta, unos hombres descargaron una ametralladora sobre su vehículo y huyeron. Stanley recibió cuatro impactos de bala, tres de los cuales atravesaron su cuerpo. No llegó al hospital. Era 7 de junio de 1999.
Como muchos asesinatos en la ciudad, el de Paco tuvo muchas hipótesis que nunca pudieron ser comprobadas. Por el tipo de asesinato, la primera que floreció fue el vínculo con el narco. A decir de las investigaciones efectuadas por la PGJDF, Stanley debía al narco suficiente dinero como para llegar a los últimos términos. La hipótesis pareció cierta cuando se vinculó a Erasmo Pérez “El Cholo”, asesino material del Señor de la Papada, con Luis Ignacio Amezcua, presunto líder del cártel de Colima. De inmediato, la familia de Paco salió a desmentir esa versión. Argumentaron que Paco era incapaz, que la culpa era de la inseguridad en la ciudad. Inculparon a Cuauhtémoc Cárdenas, entonces Jefe Capitalino. Noticieros de Televisa y TV Azteca exigían la renuncia de alguien. Por aquel entonces, TV Azteca, la televisora de Paco, tenía al aire una fuerte campaña contra las drogas.
Mientras todo esto ocurría, Mario Bezares, patiño de Paco, daba declaraciones confusas: por un lado, lloraba a su amigo muerto. Pero también se le veía nervioso. Sudaba ante las cámaras, tartamudeaba.
– Mayito, ai me saludas a Brenda, le dices que nos vemos en la noche… ¡Quisquirisquis!
Durante años, las bromas con respecto a la esposa de Bezares eran recurrentes. Paco tampoco era una perita en dulce: incluso, a veces, bromeaba con ser “el primer damo” de la esposa del entonces presidente Ernesto Zedillo. Él atribuía su éxito con las mujeres a una cosa: la papada (mientras más grande, mejor), de la cual Stanley se jactaba de tener bastante. Fuera la papada o no, no era improbable que Paco tuviera una aventurilla con alguna de estas mujeres, y hasta con otras. No es improbable otra leyenda urbana alrededor del caso: que el hijo de Brenda Bezares fuera no de Mayito, sino de Paco. Tampoco suena tan mal que el entonces presidente haya ejercido el poder de sus celos sobre el conductor.
“Mario Bezares y Paola Durante se reunieron con Luis Ignacio Amezcua para planear el asesinato de Paco por deudas con el narco”. Así declaró haberlo visto con sus propios ojos Luis Valencia, el entonces cocinero del líder del cártel de Colima. Mayito y Paola (a quien, dicen, Paco sacó de un burdel a saber a cambio de qué favores) estuvieron presos durante año y medio. No sonaba del todo disparatado que Mario tuviera sus propios nexos con el narco: es famoso el video en el que se le ve bailando el “Gallinazo” mientras deja caer una sospechosa bolsita blanca al piso, que recoge velozmente. De ser cierta esta teoría, Mayito estaría matando dos pájaros de un tiro: se congraciaría con el narco y eliminaría a su sancho.
Nunca se pudo comprobar la culpabilidad de nadie, más que del “Cholo”. Mario y Paola salieron libres y desaparecieron de las cámaras. El asesinato de Paco quedó como un hito del crimen sin respuesta en la ciudad, como un mito también. Incluso hay quienes dicen que, pocos días antes de ser asesinado, Paco no vio que, entre la audiencia de su programa, había alguien que portaba una manta tristemente profética de la cual sólo fue testigo el ojo avisor de la cámara de TV: la manta decía “Paco, te vamos a matar”.
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