Chilango

La oveja negra que somos todos

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Portas un cartel con unos números, estás parado frente a un pared y todos te observan. Poco falta para que vistas un uniforme a rayas. ¿Por qué? Porque hiciste todo aquello que siempre te dijeron que no hicieras. Ahora que creciste no sólo te das cuenta de que las costumbres de antaño han cambiado sino que perteneces a esas generaciones que rompieron paradigmas. Todo lo que nos repitieron hasta el cansancio cuando éramos chavitos ya quedó sepultado, incluso para las generaciones de hoy.

Basta de choro, hablemos de todo aquello que nos valió el apodo de: oveja negra.

Cásate antes de 30

¿Qué hay con la edad? Que si cásate antes de 30, que si haz una fiesta magna a los 15, que si debes entrar a la universidad a los 18… Todo bien con planear la vida y que todo salga según los números que nos han dicho que son los correctos, pero ¿y si no? Ahí viene la sarta de señaladas, juicios, bromas… ‘Hace un año eras soltera, ahora eres solterona’. Y peor, si uno decide no casarse, se gana el mote de ‘oveja negra’.

No te vayas a vivir con alguien sin tener el papelito

Ah, esas reglas de sociedad. Que si de blanco, que si de noche, que si de día, que si en la iglesia tal…, y ya se creen los ‘muy muy’… Pfff… Hay a quienes el papel les ofrece seguridad, hay a quienes no… El punto es que actualmente uno decide cómo le place vivir mejor su vida. Si decide casarse, bien. Si decide no casarse, también. El deber ser ya no se juzga por papeles que se haya adquirido en algún momento de sus vidas.

Me divorcio

Para algunos, el amor dura toda la vida. (Aplausos). Pero para otros no, lo cual los vuelve el tiro al blanco de la sociedad. Todos sabemos que se necesita valor para poner fin a una relación. No está fácil tomar la decisión de mandar al susodicho a freír espárragos. Pero eso sí, hay para quienes eso amerita ser desterrados al Mar de Lágrimas. 

Estudia para doctor porque tu papá y tu abuelo así lo hicieron

Qué manía, neta. Ven al chamaco con una destreza histriónica para tocar el piano y –¡pum!– le ensartan la carrera, después resulta que no funciona, no le prende, y le va mal en la vida. Qué buena friega. Pero de todos hay: si el heredero decide no seguir la tradición y prefiere convertirse en, digamos, boxeador, todos lo ven como el gandalla que no continuó con el legado familiar.

Tus hermanos tienen diplomas ¿y tú?

Oh, pues, lo de la estudiada no se le da a todos. Hay algunos que por más que le pedaleen nada más nunca se les van a entrar las letras ni los números. Pues sí, por más que vayan a cursos, de plano, la escuela no jala. Peor si los hermanos son unos eruditos, sirven de comparativo perfecto para fregarse al poco letrado…

En fin, motivos para ser considerados como las ovejas negras hay muchos, el punto es que uno trate de vivir de la mejor forma que le plazca. ¿Qué no?