Julio del setenta y seis, lo que les cuento pasó:
Se acabó con el Excélsior la libertad de expresión.
Era el periódico Excélsior la única prensa decente,
La única voz disidente, de este país dependiente.
Con don Julio y con don Hero se puso a prueba la crítica,
La apertura democrática, la disidencia política.
Con libertad absoluta sus escritores juzgaban;
Las noticias denunciaban lo que otros disimulaban.
No aguantó nuestro gobierno oír tantas claridades,
Las diarias calamidades de perititas verdades.
Julio del setenta y seis, lo que les cuento pasó:
Se acabó con el Excélsior la libertad de expresión.
Y contra Excélsior lanzó, con vanidad resentida,
Toda rabia escondida, toda su fuerza homicida.
Se valió de los traidores del ambicioso Regino,
De Zavala y Juventino y el grupo de Bernardino.
Les ofrecieron la fama, con dinero los compraron,
Con drogas los azuzaron, con embustes los castraron.
Toda la prensa vendida al ataque se sumó
Y al Excélsior calumnió, ¡Claro la televisión!
Julio del setenta y seis, lo que les cuento pasó:
Se acabó con el Excélsior la libertad de expresión.
En una falsa asamblea, con porros pa los trancasos,
A gritos y sombrerazos ahí nos hicieron pedazos.
Era imposible oponer la razón a la violencia,
La verdad a la inconsciencia, la decencia a la indecencia.
Sólo la prensa extranjera dijo con gran osadía
que el golpe a Scherer García fue de Luis Echeverría.
El Excélsior que hay ahora, nadie se engañe señores,
Es un diario de traidores, de arribistas y esquiroles.
Julio del setenta y seis, lo que les cuento pasó:
Se acabó con el Excélsior la libertad de expresión.