¿Por qué esto es bueno?
En primera, especifiquemos por qué el surrealismo es mexicano: cuando André Breton, uno de los padres del surrealismo, vino a México por primera vez… se quedó impresionadísimo. Los tenis colgando de los cables de luz, un aeropuerto en medio de la ciudad (que cuando vas aterrizando sientes que te vas a estrellar contra un edificio), algunos dichos. Todo esto le pareció hiper-surrealista, y cosas que sólo nosotros entendemos.
¿Y qué otros países no lo tienen?
Digamos que todos los países tienen un poco de folklor. Pero sólo en México pasan cosas tan extrañas como celebrar a nuestros muertitos poniendo comida sobre papel picado hasta que ésta se echa a perder, o comerse con toda naturalidad una concha de chocolate rellena de frijoles.
¿Cómo sería más heroico?
Que de verdad tuviéramos a la lumbreras del surrealismo mexicano acá, pero no le llegamos. Digamos, pues, que el surrealismo lo llevamos en la sangre.