¿Qué es esto?
Si ya de por sí es ridículo que en los musicales el personaje de la nada se ponga a cantar el amor que siente por otro personaje, ya raya en lo kafkiano que un grupo de personas se ponga a cantar las bondades de un producto, servicio o promoción. Y al igual que los musicales, terminan el asunto con los brazos extendidos y sonriendo a la cámara. Uno debe de repetirse, Dios, es un anuncio, es un anuncio, esto no pasará nunca en la vida real.