El clásico de clásicos: Kevin Rafael Pérez Hernández. Bryan (o Brayan, los más cínicos) Sandro García González (nombre real, del mejor amigo de mi hermano en la infancia). No sabemos por qué, la gente cree que es bien buena onda ponerle a sus hijos nombres gringos que a) no combinan con sus apellidos y b) lo peor: no combinan con sus caras.
Lo más indignante es cuando ni siquiera se preocupan por escribirlos bien. Ejemplos: Melani, Evelin, Alisón, Britani, Donaban, Mishel, Dayana, Yorch, Britni, Meicol. No estamos inventando: todos estos nombres los saqué de la lista de un típico jardín de niños mexicano.
¿Te acuerdas cuando en los noventa todas las niñas se llamaban Kelly? Ah, recuerdos.