¿En qué consiste?
Tienes que ser muy cuidadoso con los encuentros con tu amante, no los puedes dejar al azar. Cuando uno es infiel, debe volverse frío y calculador. Nada de saliditas furtivas después del trabajo, ni encuentros no planeados en el centro comercial. Uno debe tener un plan asegurado, pero no estático. Debes planear con anticipación, pero irle cambiando para no generar sospechas.
¿Por qué funciona?
Porque para verte con el amante tienes que cuidar cosas como que: no te vea tu pareja, no te vea gente que conoce a tu pareja, no te vea nadie que te conozca, puedan “demostrar” sus sentimientos libremente, y de preferencia puedan tener, ya sabes, SEXO. Motel con garage, de preferencia. Sombrero y lentes oscuros opcionales.
¿Y si a mí me ponen el cuerno?
Las excusas siempre hacen la diferencia. Pero para que no te la apliquen, acá va una regla de oro que no te vas a acabar: si el hombre da muchos detalles de dónde estuvo, miente. Si la mujer no da ninguno, miente. Porque así opera el género: los hombres no dan detalles cuando cuentan algo (“fui a ver el fut”, “estuve con Juan”) y las mujeres se deshacen en ellos (“llegamos a las 7, yo traía unos zapatos de flores, nos tomamos unas margaritas, blablablabla”). Si actúan diferente, MIENTEN.