Se hacen muchos chistes y bromas acerca de las suegras pero si somos observadores, notaremos que en su mayoría éstos son sobre la relación yerno-suegra. Es interesante porque los verdaderos conflictos con la familia política no provienen de esta relación, sino de la que tienen las nueras con sus suegras.
La diferencia es considerable, la doctora Terri Apter, de la Universidad de Cambridge, dice que sólo el 15% de hombres tiene problemas con su suegra, mientras que con las mujeres la cifra llega hasta el 60%.
Parece ser entonces que la competencia por la dominación femenina es feroz, así que aquí les dejo 10 recomendaciones para que las mujeres sobrevivan a la relación con su suegra.
1. Baja tus defensas
No hay nada que haga más daño que los prejuicios. Si entras a la relación con tu suegra estando a la defensiva, seguro ella responderá muy parecido. Si estás empezando la relación, dale un voto de confianza y tú empieza cordial y amable y ve cómo te responde. A lo mejor no tienes tanto éxito al principio, pero si las cosas van bien, las asperezas se van limando. Ahora que si todo empieza en paz y la cosa se descompone con el tiempo, sigue leyendo.
2. Establece fronteras pronto
El bajar las defensas no quiere decir quedarse indefensa. A veces por querer “quedar bien”, uno va cediendo ciertas cosas por llevar la fiesta en paz. Desde que metan la cuchara en la sopa (literal), hasta ceder el control de los fines de semana familiares o permitir sumisamente que redecore tu casa. Pequeñas frases cortas como “no gracias”, “así estamos bien”, “de verdad le agradezco su interés, pero no” y “gracias, pero ya tenemos planes esta vez”, pueden sonar rudas, pero son muy útiles a la hora de establecer límites sanos desde el principio. Claro, tampoco te vayas al extremo de querer levantar un muro como el que pretende Trump. Siempre puedes ceder un poco en cosas que no te parezcan tan relevantes. Lo cual nos lleva al siguiente punto.
3. Usa la diplomacia
Ya lo decía Sun Tzu en su libro El arte de la Guerra (que dicho sea de paso también sirve para tener estrategias en las relaciones personales) “hay que permitir que se establezcan relaciones diplomáticas en las fronteras”. Ante todo trata de llevar la fiesta en paz y evita caer en hostilidades y provocaciones si las percibes. No se trata de ser dejado, pero tampoco tan reactivo. Dicen que la diplomacia es al arte de “comer sapos sin hacer gestos”, y sin pretender que te comas un batracio de ese tamaño, busca evitar ser tú quien dispare el primer cañonazo. No digo que la quieras si eso no es posible, pero tampoco está padre que la odies.
4. No agites el avispero
Uno va conociendo a las personas y lo que las prende y las apaga, ¿no es así? Entonces, cuando la suegra es del tipo “cuchillito de palo” de pronto dan ganas de picarle la cresta y darle una lección ahí donde más le duele. Hay quien se guarda el resentimiento esperando un momento de descuido para devolver el golpe cuando la suegra está desprevenida. La verdad es que esa filosofía de “ojo por ojo y diente por diente” nos dejaría a todos tuertos y chimuelos y creo que no vale la pena. Si ya sabes lo que prende a la señora, evita tocarle ese vals por divertido que te parezca verla espumar por la boca. Con eso sólo lograrás una espiral de revanchas interminables.
5. Recuerda de quién es mamá la señora
Pasa algo muy curioso con los hombres cuando hay un conflicto entre su pareja y su madre. Pueden adoptar algunas actitudes tan comunes como inútiles.
Por ejemplo: Hacerse los occisos.
-“Yo creo que no es para tanto, seguro estás malinterpretando”.
Aventar la bolita:
-“Pues tú dile; ya ves que conmigo se pone bien loca”.
Minimizar el problema:
-“Ya ves como es mi mamá; no le hagas caso”
La realidad es que en este caso, es el hijo quien tiene que ponerle un alto a su mamá y ponerse más bien de tu lado. Eso de que trate de tener contento a todo el mundo sólo lo va a desgastar y no va a quedar bien con ninguna de las dos partes. Claro, quien la paga es su relación.
Pídele a tu pareja que hable con su madre si ves que las cosas se están poniendo muy rudas o si te ofende directamente cuando están a solas. Pero cuidado, acusaciones como “me torció la boca”, “me vio feo” o “hizo gestos cuando le enseñé nuestra nueva sala” son señales de que necesitas hacer un poquito más de concha. No puedes ser tan vulnerable como para que un mal modo te saque de balance.
6. Esto no es contra ti
Generalmente no es que tu suegra te odie, si eso es lo que sientes. Es que hay personas que por sentir que pierden el amor o el control sobre su hijo, se ponen muy defensivas. Pero lo mismo haría con la Madre Teresa si fuera su nuera. Hay quien defiende lo que considera su territorio y aplican la de “estás conmigo o contra mí”. Ya sé que se siente feo que te tiren mala vibra, pero esto más bien es como la radiactividad. Sólo te afecta si estás cerca.
7. No evites el contacto
Lo anterior no quiere decir que te vayas a vivir del otro lado del mundo o que nunca quieras convivir con tu suegra. De hecho, no ha dejado de ser la mamá de tu pareja y de algún modo así como la ves, él aprendió a quererla. Por sensato que te parezca alejarte permanentemente de ella como remedio a todos los males, eso no hará sino empeorar las cosas. No digo que la veas diario o cada ocho días, pero ponerte en una negativa total a convivir con ella sólo conseguirá que tu pareja la victimice y a ti te vea como la intransigente.
8. Nunca pierdas el estilo
“Deja que la ansiedad quepa en el otro”, dice un proverbio oriental. Si tu suegra se ha propuesto hacerte perder la cordura, no habría por qué darle ese gusto. No le cedas el control de tu vida y tus emociones a quien quizá no sepa manejar ni las suyas. Ante todo no olvides quién eres y cuáles son tus valores y tu esencia. Si “sudas” tu inconformidad y tu enojo, entonces sería mejor decirlo en vez de sólo actuarlo. Si de plano la señora anda muy maquiavélica, el que vea que no le funcionan sus estratagemas para hacerte sentir mal le hará buscar otras, pero al final tendrá que darse por vencida si tú te mantienes relativamente ecuánime. Y conste que no digo que lo que haga no te afecte; sólo que no se dé cuenta que sucede, ¿me explico?.
9. Intégrate si te es posible
Ya sé que tú no acostumbras ir a comer sopa de hongos a la Marquesa ni te gusta arrullar al niño dios en Navidad. Pero al integrarse las familias hay costumbres y hábitos con los que te vas a topar. A menos que lo que te proponen lastime tus creencias más profundas o sea algo ofensivo, trata de integrarte a algunos rituales de tu familia política. Tampoco te muestres entusiasmada con lo que no te gusta, pero busca la manera de convivir con algunas de sus “raras” costumbres. Hazlo como gesto de buena voluntad para con tu pareja, siempre que te sea posible.
10. Si todo falla
Si de plano tu suegra es como un ente de otra dimensión, y hasta cuestionas su naturaleza humana, entonces lo mejor es sí poner tierra de por medio, procurar nunca estar a solas con ella y pedirle apoyo a tu pareja. Documenta con fecha y hora ofensas y si es el caso de plano graba las conversaciones que tengas con ella. Hay personas manipuladoras y mustias y una suegra no está exenta de eso. Capaz que eres incluso una suegra y estás leyendo esto y tienes una nuera así. Haz lo mismo. Documenta sus locuras y habla con tu hijo, pero con evidencia. A veces es mejor alejarse para no seguirse lastimando, que insistir en acercarse a alguien que no está listo para eso.
Pero recuerda que esto siempre que la diplomacia, la negociación, el apoyo de tu pareja y el diálogo hayan fallado. Intenta lo que sea posible, antes de declarar una ruptura en las relaciones con tu suegra. Por lo menos te quedará la genuina tranquilidad de decir que lo intentaste. Al final, la indiferencia es también una buena herramienta cuando todo lo demás ha fallado.
* Mario Guerra es conferencista, escritor, psicoterapeuta, bussines couch y entre sus libros publicados está Los claroscuros del amor de Random House (Aguilar).
Recientemente publicó el libro En el mismo barco de Editorial Aguilar donde aborda este tema y otros muy útiles para las parejas.
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