CRÍMENES PASIONALES: PGJ
Por: Colaborador
De ‘95 a 2006, en el DF fueron asesinados 148 homosexuales, según la Comisión Ciudadana Contra Crímenes de Odio por Homofobia (CCCCOH): 1.1 al mes. El número ya era infame. Pero en febrero de 2009, en sólo 25 días fueron asesinados tres. Los agresores eligieron un perfil: gays maduros (de 36 a 58 años), estables en lo económico y que vivían solos. Al parecer, dejaron pasar a su casa a quien después los mató. En todos los homicidios hubo violencia, a veces extrema. La homofobia podría explicar el sadismo. «En zonas urbanas los homicidios son como estos cuatro: se tortura, ya sea con cuchillo, con ahogamiento… Los escenarios son macabros», dice la activista y ex diputada local Enoé Uranga, quien ha pugnado por tipificar el crimen por homofobia. Ante este panorama surgen dos preguntas: ¿los recientes homicidios son independientes? o ¿existe un asesino serial, un multihomicida o un grupo violento?
Hoy, 25 países contienen en sus códigos y leyes la tipología “crimen por odio”. Mexico no. En Estados Unidos, el FBI establece que dichos delitos tienen cinco motivaciones de desprecio: raza, religión, origen étnico, discapacidad y orientación sexual. «El gobierno perredista no ha pugnado por establecer en el Código Penal la tipología “crimen de odio”, con la que la PGJ emprendería líneas de investigación que escarbaran un móvil de los asesinatos: la aversión al homosexual», señaló Fernando del Collado, autor del libro “Homofobia. Odio, crimen y justicia, 1995-2005”.
La ex subprocuradora de Atención a Víctimas y Servicio a la Comunidad de la PGJ, Bárbara Yllán, dice que la justicia mexicana es «homófoba y misógina»: «hay un prejuicio que hace dar tumbos a estas averiguaciones. (La PGJ) dice, “es un crimen pasional, el criminal fue su pareja.” La pareja es hostigada, se pierde tiempo y no hay un manejo exacto de la escena del crimen. Se ignora su valor.»
El Fiscal de Homicidios de la PGJ, Joel Alfredo Díaz, sólo aceptó dar consideraciones generales de los casos. Pese a que la oficina que dirige reconoce carecer aún de los dictámenes periciales sobre las huellas dactilares en los lugares del crimen —que ayudarían a determinar si los homicidas coinciden—, dijo que hay «un gran avance» en las investigaciones. Antes de ser entrevistado, escuchó del reportero los posibles puntos en común de los homicidios.
—¿Hay indicios de un asesino serial o multihomicida?—, se le pregunta.
—No hay ningún asesino serial, porque ningún crímen se relaciona con el otro.
—¿Y los puntos en común?
—Reitero: son independientes y ninguno (de los homicidios) es homofóbico.
—¿Por qué no lo son?
—Son pasionales por los antecedentes de otros asuntos que se han resuelto: es una cuestión de pareja.
—O sea, ustedes van por la captura de las parejas de las víctimas.
—Las líneas de investigación no se cierran a ellos (las parejas), sino al ámbito familiar, laboral, son varias líneas que se agotan.
—Si es pasional, el agresor no puede ser el hermano o el papá…
—Partimos de esa línea (la pasional), pero agotaremos otras.
—En los asesinatos se percibe odio…
—No tenemos corroborado que hicieran sufrir a la víctima.
—En Segura hubo 112 heridas de arma punzo-cortante…
—Así es. Se han encontrado (ese tipo de agresiones) en homicidios de personas que no son de preferencia sexual diferente.
—¿El número les es llamativo? ¿Tres gays muertos en 25 días?
—Llama la atención, pero descarto que sean por homofobia.
—¿Por qué no le dejan una leve posibilidad a ese móvil?
—Ninguna línea de investigación arroja que haya homofobia.
—¿Ni las 112 puñaladas?
—Terminada la investigación informaremos eso responsablemente.
SEMEFO no lleva una estadística de si los cuerpos fueron de homosexuales. «Pero si la llevara, a lo mejor nos hubiera llamado la atención que en este lapso se presentaran cuatro casos», admite Takajashi, director de esa institución.
Las necropsias y los testimonios no dan cuenta de un ritual en el modus operandi: casi siempre el sello de un asesino serial. Aunque para Rodolfo Millán, director jurídico de la CCCCOH, podría haber un multihomicida: «Los multihomicidas aprovechan la coyuntura. Si hay una cuerda a mano, lo ahorco; si veo un cuchillo, lo uso. Como quieren robar casi siempre actúan acompañados. (En estos cuatro casos) Las víctimas son mayores de 35 años. El asesino pudo ser un trabajador sexual o alguien atractivo que se liga a una persona mayor que vive sola y que le franqueó el paso, y mata con tortura.»
La activista Uranga añade: «(En los cuatro homicidios) hay rasgos de un multihomicida, un cuadro similar. Y el asesino tiene de cómplices a vecinos que crean una barrera de silencio y piensan: “Sí, estoy oyendo, pero eso se busca al ser lo que es”. Si oyeron esa monstruocidad y luego se enteraron que derivó en un crimen, por vergüenza prefieren decir “no oí”.»
En los crímenes por homofobia estudiados desde 1995, la CCCCOH detectó un método común: el futuro homicida logra un encuentro sexual sin violencia donde vive quien será su víctima. Tiempo después acuerda sostener relaciones otra vez. A la nueva cita el invitado llega acompañado. Como el primer encuentro fue placentero, el anfitrión los hace pasar. Al rato, lo someten y asesinan.
En los estudios químicos SEMEFO no pudo establecer si las cuatro víctimas mantuvieron una relación sexual minutos antes de morir y descartó que hubiera una violación previa.
La ex suprocuradora Yllán —que desde 1988 lucha contra los crímenes por motivos sexuales— sostiene que hay tres móviles para cualquier homicidio: la pasión, el dinero y el odio. «No dudo un minuto que (los casos) son crímenes de odio. No hay ritual en el modus operandi pero podría haber un patrón serial por cómo dejan la escena del crimen, la saña y la elección de las víctimas. Si hay robo podría ser serial: el pretexto para acceder a las víctimas es robar.»
—¿La autoridad debería analizar los casos conjuntamente?
—Sí. En un análisis serial de los crímenes cada caso brinda información nueva, como un rompecabezas.
El procurador Miguel Mancera creó la Unidad Especializada en Mujeres y Personas con Preferencias Sexuales Diferentes, a donde se turnaron los cuatro homicidios. Su titular, Lucía Reza, subraya la hipótesis de crímenes pasionales: «(Los gays) son más apasionados, amorosos, exigen más fidelidad, lo que a veces no se presenta tanto en las otras relaciones (heterosexuales).»
—Ustedes descartan un multihomicida o un asesino serial ¿Las huellas dactilares no coinciden?
—Sólo los peritos pueden determinar si existen huellas.
— ¿Qué dicen ellos?
—Estamos en espera de los dictámenes.
—¿Cuándo estarán los dictamenes?
—Se están recabando, no tenemos temporalidad.
—¿Cuántos probables responsables tienen?
—No tenemos probables responsables.
—¿La violencia de estos casos permite pensar en crímenes de odio por homofobia?
—(Los homicidas) eran conocidos (de las víctimas), tanto así que les dieron acceso. No hubo odio.
—Pero si el problema era la pasión, el amor, ¿por qué hubo robo, como indican los testimonios de amigos y familiares?
—Me gustaría tener aquí (en la Fiscalía de Homicidios) a esas personas que dicen que hubo robo. Deme sus nombres.
—No puedo.
Al final de la entrevista, Reza dijo no poder informar si, tras el crimen de Viteri —el más reciente de los aquí publicados—, hubo en el DF otros homicidios de gays, de los que su oficina se encarga.