Cada que entra a la oficina nos hace detener toda actividad y observarlo. Se sirve su café y se acerca a saludar a todos. Tú ya estás más que lista para recibir el beso de los buenos días. Acto seguido, se queda a platicar un rato más contigo. Pero… ¿cómo así? ¿Sabrá que te tiene pateando la pared por él? O ¿en verdad tendrá algún interés por ti?

Adivinar si uno le gusta a alguien se ha convertido en motivo de todo tipo de especulaciones: lectura de tarot, preguntarle a los amigos si ven algún indicio, leer todas las revistas donde dicen cómo saber si uno le atrae a ese bombonazo, bah, una sarta de cosas que nos den una manita de gato para saber de qué lado masca la iguana.

Aquí les pasamos algunos secretitos para saber si hay futuro o si de plano vamos a picar a otras flores:

El efecto espejo

Tampoco significa que va a hacer como el juego de ‘Simón dice’, pero fíjate bien si repite gestos que tú haces, por ejemplo: rascarte una ceja, sostenerte la cara con tu mano, quitarte el pelo de la cara. En muchas ocasiones ellos(as) están tan pendientes de tus movimientos que los repiten de forma inconsciente.

Para verte mejor

Cuando algo (o alguien) te llama la atención levantas las cejas, ¿a poco no? Este gesto dura poco menos de un segundo, pero con eso ya te puedes dar un quemón para saber si le atraes o no.

Algo me dicen tus ojos…

Bueno, ya saben ese dicho ‘los ojos son la ventana del alma’ y pues al menos aquí, ellos son los chismosos que nos delatan. Si de repente hacen contacto visual y él/ella se voltea a otro lado, con cara de ‘ew’, eh… pues quizá no esté de lo más interesado. Aunque aguas, no hay que descartar a los tímidos, que nomás de saber que la chica/o de sus sueños lo está viendo, huyen. Pero es casi un hecho que si te sostiene la mirada y te sonríe: bingo. Igualmente es un hecho que las pupilas se dilatan cuando estamos cerca de nuestros objetivos a conquistar, dicen que es porque segregamos adrenalina. Ah, el amog.

Boquiabierto

Cuando alguien nos atrae, abrimos ligeramente los labios, tampoco es una cosa exagerada, pero de ahí viene el dicho: ‘se me cae la baba por ella’.

Risa y risa

Vamos, a todos nos gusta pasarla bien con alguien y si queremos quedar bien, pues hacemos todo lo posible por hacer reír al otro, no en un afán de ser como payasos, sino simplemente es demostrarle que con uno se la van a pasar a todas margaritas.

La debida inspección

Llegas a la escuela, él está sentado en el salón y te observa de-te-ni-da-men-te con una gran sonrisa, a menos que traigas un papel de baño pegado en el zapato, es un signo de que le llamas la atención.

Bendito contacto físico

Si pasa su brazo por tu espalda para que entres por la puerta o si ella te toca mucho los brazos o la pierna, regularmente indica que quiere estar cerca de ti y en una de esas avalanzarse sobre ti. (Así que flojito y cooperando).

Ocultar el cuello

Si una mujer oculta el cuello y levanta la mirada, (no crean que es porque trata de ocultar algún hickey, o bueno, quizás sí) pero en el punto que nos ocupa por el momento es por una reacción femenina que inspira a los hombres sacar su instinto protector, por lo que algunas chicas hacen valer este preciado recurso.

Los clichés

El del pelo y la boca, y aunque los hayamos escuchado mil veces no están tan alejados de la realidad. Cuando una mujer juega con su cabello o cuando un hombre se lame los labios son signos de que alguien quiere cenar esta noche.

La inclinación

Al hablar con él/ella observa cómo se ubica, si percibes que tiene una cierta inclinación hacia ti, bueno, pues bésalo/a y ya, igual la mejor manera para darse cuenta si uno le gusta al que nos roba el sueño es tomar la iniciativa para romper el hielo ¡y sanseacabó!