¿En qué consiste?
Acá opera la sicología inversa: si tú te sientes ligeramente culpable de estar pintando cuernos, trata de hacer sentir a tu pareja culpable por cualquier motivo, para voltear la situación. No se trata de volverte más generoso y detallista, sino de buscar que tu pareja te lastime (así tal cual): dile que no recuerda los aniversarios, que se ha olvidado de ti, que parece estar muy concentrado en el trabajo…
¿Por qué funciona?
Porque en lugar de actuar como alguien con mucha culpabilidad (que normalmente se volvería más considerado), estás señalando los defectos en tu pareja y de esta forma te pintas como la persona necesitada y dependiente que jamás pondría el cuerno. Considéralo.
¿Y si a mí me ponen el cuerno?
Checa si tu pareja no está actuando raro, como fijándose en cosas que antes no el importaban (“¡le pusiste cebolla a la hamburguesa!”). Y a partir de esto, analiza su conducta concienzudamente.