El actual protagonista de la obra Los Lobos ha definido la agenda política, padecido amenazas de muerte, vivido con guaruras, sufrido el deceso del amor de su vida. Esta es la historia de Víctor Trujillo, el hombre que encarna al único payaso influyente del país.
De tenis y pants, Víctor Trujillo aguarda el inicio de El Notifiero en su oficina de Televisa Chapultepec: un austero espacio de unos 10m2 con imágenes de sus hijas y un escritorio con papeles revueltos. En un librero veo una foto de Víctor sollozando junto a un féretro abierto. Adentro yace Brozo, que sonríe guiñando un ojo.
-¿Qué significa? -le pregunto.
-Yo lloro y Brozo chacotea en el ataúd, diciendo «ese güey cree que me morí». Para que se muera uno debe morirse el otro. Brozo es mi antagónico, todo lo que yo no soy es él. Somos hardware y software. Él se atreve a pensar lo que yo no. En vez de ir a terapia seis años, me hice un personaje sin querer.
Brozo nació en la crujía L de la cárcel de Santa Martha Acatitla, donde su madre estaba presa por intento de asesinato. Al ser liberada lo dejó en la celda. Y cuando él salió, en la pubertad, viajó a Tijuana, donde supo que ella había muerto. Sobrevivió contando cuentos. Esa es la historia oficial.
Pero hay otra versión. Brozo nació a fines de los 80, en una fiesta infantil de la familia Trujillo. El actor de 27 años vio entrar a un payaso con peluca verde, andar errático, en huesos y tos de fumador. El alcohol había dejado su voz como lija. Los niños lo veían entre asustados y divertidos. Trujillo rio más que nadie y no se sacó de la cabeza a ese hombre, hasta que aquel personaje degeneró en "Brozo": por broza, barrio, albures.
El payaso debutó en el 88 en la «Velada literaria-cómico-político-musical» del Bar Guau, en San Ángel. Bajo la melodía de los payasos salió haciendo caras chistosas, moviendo las palmas. Playera rota, peluca enredada y zapatos sucios, exclamó aguardentoso: «La cosa está de la chingada y se va a poner peor.» Luego le mentó la madre al público, se burló de Carlos Salinas de Gortari y bromeó sobre el fraude en la elección de ese año. La gente aplaudió varios minutos y la función siguiente las localidades volaron.
El éxito hizo que Trujillo quisiera llevar a Brozo a la TV, algo difícil en años en que el gobierno sometía a los medios electrónicos. Pero en esos días, Imevisión canceló el contrato a Sofía Álvarez, conductora de Sofiando, programa de cuentos infantiles. El escritor televisivo Ramiro Gómez se acercó a Trujillo: «¿Y si Brozo los cuenta?» Así nació "Brozeando", segmento de La Caravana que hizo famosos los relatos "El Soldadito del Pomo", "El Rey Sidas" o "El vago de los chismes". El preámbulo era: «Niños, ¿quieren que les cuente un cuentooo? ¿Nooo?, pues se amuelan, se los voy a contar.»