Lo que debes saber del siglo XX para ser más feliz en el XXI
Por: Trivias Comercial
Si nos hubieran dicho hace 30 años que en 2015 podríamos hablar por teléfono sin emplear las manos en el coche, o que haríamos videoconferencias con unos pequeños aparatos que cabrían perfectamente en los bolsillos del pantalón, quizá nos habría dado un ataque de risa loca.
Los ingenieros se han puesto guapos para hacernos la vida más sencilla. Pero no crean que esto tomó poco tiempo, fue algo muy gradual. Aquí les presentamos algunos objetos que ya forman parte de los anales de la historia y a quienes les damos nuestro más sincero pésame por haber muerto en aras de la modernidad:
Disquete
Antes de que existieran los discos compactos y los USB para grabar información desde las computadoras, existió el disquete. Este peculiar objeto se utilizó primordialmente entre las décadas de los 80 y 90; funcionaba gracias a un sistema magnético. El asunto se escucha sencillo, pero su manejo requería de ciertos cuidados: para leerlo o guardar los documentos el procesamiento se tardaba horas, si te tocaba la de malas que se atorara había que rezarle a todos los santos para que no se dañara. Si esto sucedía: adiós, información. De igual forma, era susceptible al polvo y a los campos magnéticos externos. Y bueno, ni qué decir del espacio que ocupaban, había que rentar la casa de enfrente para guardarlos todos.
Casete
Si querías escuchar tu música, debías grabarla en un casete. Había que ponerse a las vivas cuando sonaba tu canción favorita en la radio para poder grabarla desde el principio. Y si se te olvidaba parar la grabación, al reproducirlo podías escuchar la retahíla de comerciales que venían después de los acordes de Timbiriche. Ah, y si querías volverla a escuchar, había que rebobinar la cinta una y otra vez. El peligro era que se atascara en tu grabadora, pues ello provocaba que la cinta se rompiera y se hiciera un manojo de nudos imposible de deshacer.
Videocasetera
Los viernes de películas y palomitas no eran tan sencillos como abrir tu cuenta en Netflix y escoger alguna que te llame la atención. Había que ir al Videocentro más cercano, tener una membresía y elegir un título en formato Beta o VHS. Tenías que verla ese mismo día o, de perdida, a la mañana siguiente, pues por la tarde ya debías regresar el videocasete. Estos eran enormes y pasaba lo mismo que con los casetes: corría el riesgo de que la cinta magnética se enmarañara y sudaras frío por haberla arruinado. Y si no los rebobinabas, te multaban. Tener una filmoteca implicaba ocupar el espacio de un armario. Los videocasetes también era susceptibles a rayones, lo cual hacía que las películas se vieran fatal.
Computadoras del siglo pasado
Para empezar, ni siquiera tenían Sistema operativo, por ahí de los años 80 tenías que llevar tu sistema operativo en un disquete si querías disfrutar de las primeras Macintosh –de manzanita de arcoiris, no blanca); tardaban una verdadera eternidad en abrir. Las PC no se quedaban atrás, además de su pantalla negra con letritas verdes y cero “amabilidad”. Claro que los jóvenes de entonces se sentían soñados y súper modernos, los pobres.
Teléfono de disco
Si tenías una emergencia, había que armarse de paciencia y esperar a que el circuito de marcación regresara a su posición inicial. Si te equivocabas en algún número, debías empezar de nuevo. Contaba con 10 orificios (que iban del 0 al 9) y para echar el chisme con alguien había que sentarse a un lado del aparato, pues el auricular estaba conectado a través de un cable al teléfono.
Discos de vinilo
Los abuelitos de los discos compactos almacenaban de forma analógica el sonido. Se clasificaban según el diámetro en pulgadas que podía variar entre 7, 10 y 12, así como por su velocidad que podía ser de 162⁄3, 331⁄3, 45 y 78, o bien, por su capacidad. Había que manejarlos con mucho cuidado, pues al menor rasguño, el disco se rayaba y podíamos escuchar un loop eterno de nuestro cantante favorito. A pesar de estos menesteres, el sonido que reproducían era muy peculiar, se podía escuchar cómo la aguja recorría todo el disco y le daba una personalidad única a la música.
Atari
Para los amantes de los videojuegos, el Atari merece un homenaje. Esta consola se hizo popular en las décadas de los 70 y 80, contaba con juegos como Pong, Pac-Man, Asteroides, ET The Videogame y Centipede. Los controles eran enormes y no tenían muchas funciones, ni qué decir de los gráficos, sólo podíamos saber de qué se trataban por los títulos de los videojuegos. A veces se trababan y había que insertarlos de nuevo, justo cuando estabas a punto de comer la última fruta del laberinto.
¿Qué tal? Sin duda nuestras vidas son más fáciles sin la necesidad de emplear estos objetos.
Hoy en día podemos solucionar todos estos problemas con una computadora en la que podemos guardar nuestros archivos en USBs de hasta de 1T, escuchar música con servicios de streaming como Spotify, ver las mejores películas Apple TV o Netflix, hacer videoconferencias por Skype; y de videojuegos ni hablamos, tenemos los mejores juegos en línea con unos gráficos increíbles. La mayoría de esto gracias a procesadores poderosos, que permiten que los equipos sean cada vez más ligeros, con más poder de procesamiento y con mayor duración de batería.