Amigos que te echan a pelear con tu pareja
Por: Colaborador
Durante el noviazgo, no faltan por ahí los cuates que influyen para que te enojes con tu pareja. Sea por envidia (de la peor), sea por celos, o bien, por puro pasatiempo, el objetivo siempre es el mismo: amarrar navajas y que vuelvas al redil de la soltería, pues, según el juicio de dichas amistades, ser papa casada no te sienta chido.
Por esta razón, hemos elaborado un catálogo somero de esas cuadernas llenas de maldad y esos amigotes hostiles que, de puro ardilla, gozan al verte reñir con tu amorcito corazón; o si acaso es posible, nada mejor para esas personas que presenciar el rompimiento definitivo de tu relación (¡ah, jijos!). He aquí, pues, nuestro sumario:
El parrandero
El típico gañán a quien no le cae el veinte de que tu relación va en serio. Consecuencia inevitable: te sonsaca a la menor provocación para ir por unas gracielas bien frígidas, aunque tu chava se encabrite.
La indiscreta
La amiga sin prudencia ni pudor que le cuenta a tu galán todas esas cosas de tu pasado que, si por ti fuera, permanecerían para siempre en el olvido.
El celestino
Si algún día tuviste un cómplice de ligue en esas noches de parranda, jamás te podrás deshacer de él. Por lo general, te seguirá invitando a las pachangas a ti solo (sin tu novia) para presentarte a unas chicuelas dispuestas a hacerte caer en la infidelidad.
La impertinente
Se la pasa recordando a tu ex en presencia de tu actual pareja, haciendo, por supuesto, las respectivas comparaciones: que si tenía más dinero, que si vivía más lejos, que si deberías llamarle…
La cariñosa
La misma de ayer, la incondicional, la clásica “amiguita” de confianza que, nomás porque pasó la mosca, se te insinúa frente a tu chava para darle celos. Lo peor: ya que logró su cometido y te cortaron por elemento gacho, no te vuelve a insinuar nada.
El comunicativo
Este valedor solamente vale para llevar y traer chismes. No le puedes compartir un secreto porque, más temprano que tarde, suelta la sopa con tu domadora o domador tan sólo para desatar el pleito.
La casquivana
Ésta sí, de plano, se vuela la barda; si te descuidas, te baja a tu macho cabrío so pretexto de que no te conviene. Eso sí, no si antes meter la correspondiente cizaña entre los dos.
El consejero
Siempre que tienes un problema con tu manopla sudada, o sea, con tu chica ye-ye, te da por acudir a este respetable camarada (lo avala su currículo). Sin embargo, como que no quiere la cosa mariposa, te da malos consejos adrede para estropear tu idilio.
La encamable
Esta amigaza es capaz de inventarse que tu Brad Pitt versión del Altiplano le aventó los perros, con tal de que te agarres del chongo con él y la relación truene para siempre. ¿Será que inventa eso porque, muy en el fondo de su ser, desea que pase en realidad?
En fin, hasta aquí por el momento. Si el amor verdadero ha tocado a tus puertas, ábreselas y deja que entre; nomás cuídate de que las amistades envidiosas y de corazón muy negro no te metan en dificultades.