¿Alguna vez te habías puesto a pensar si en México también hubo dinosaurios? A continuación una breve historia de su paso por nuestro país.

  1. Hace poco más de 100 años se encontraron los primeros restos de dinosaurio en el territorio nacional. El geólogo alemán Erich Haarmann hizo el primer registro de fósiles en 1913, en Coahuila; y en 1926, el paleontólogo Werner Janensch publicó el primer estudio formal de dicho descubrimiento.
  2. En las últimas dos décadas el tema ha tenido un repunte tanto en el descubrimiento como en su estudio, basta decir que de los 145 textos publicados; 117 se hicieron en los pasados veinte años.
  3. Se han encontrado restos de dinosaurios en 50 localidades, divididas en tres zonas principales: noreste, noroeste y sur que abarcan los Estados de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, Durango, Puebla, Michoacán, Oaxaca y Chiapas.
  4. La antigüedad de los fósiles encontrados va de 199.6 millones de años, en el Jurásico Temprano, a 65.5 millones de años, en el Cretácico Tardío.
  5. Si quieres ser el próximo Ross Geller, las escuelas más reconocidas en Latinoamérica están en México y Argentina. Una opción es el Departamento de Paleontología del Instituto de Geología de la UNAM o la Universidad Humanista de las Américas, en Nuevo León.
  6. En el D.F. está el Museo del Instituto de Geología de la UNAM (Jaime Torres Bodet No. 176 Col. Santa María La Ribera, martes a domingo 10- 17 hrs.) y el El Museo de Historia Natural y Cultura Ambiental (Circuito Interior, Miguel Hidalgo, Bosque de Chapultepec 2da Seccion, martes a domingo 10- 17 hrs.).
  7. Tenemos por lo menos 15 familias de las 41 identificadas en el mundo.
  8. Entre las especies encontradas están.

Syntarsus (2 a 3metros, 40 kilos, carnívoro): Era delgado, con brazos cortos y piernas largas, de cuello y cola largos. Sus restos, del Cañón Huizachal de Tamaulipas, son los más antiguos de México (del jurásico).

Gorgosaurus (8 metros, 3 toneladas, carnívoro): El come carne más grande del país era miembro de la familia Tyrannosauridae, ya sabes, “piernotas y manitas”.

Heterodontosaurio (1.2 metros, 10 kilos, herbívoro). Tenía tres tipos de dientes. “Adelante, unos incisivos afilados y puntiagudos para cortar y rebanar; detrás, dos pares de largos colmillos suficientemente fuertes para perforar tallos duros, de modo que se rompieran más fácilmente, y quizá sirvieran también como arma; al fondo, un juego de anchos dientes biselados que funcionaban como trituradores para desmenuzar vegetales”.

Kritusaurus (9 metros, 4 toneladas, herbívoro): Se movía constantemente en grandes manadas para buscar alimento.

Struthiomimus (4 metros, 150 kilos, omnívoro): Es parte del grupo de los imitadores de aves, que son dinosaurios semejantes a las avestruces, de esqueleto ligero y rápido. Le entraba igual a la carne, las plantas y los insectos.

Centrosaurus (5 metros, 3 toneladas, herbívoro): Tenía una cresta (en ellos llamada gola) que usaba para intimidar a los rivales y para ligar, contaba con protuberancias óseas en ella a modo de cuernos, uno pequeño arriba de cada ojo y otro grande en la punta de la nariz.

Fuentes:

1. Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
2. Revista Ciencias UNAM.