Vivir al máximo
Por: Fernando Delmar Huerta
¿Disculparme de qué?
Pues buscando críticas Chilangas me embarqué a ver un espectáculo, no sé si llegue a tanto como para llamarle "obra", que agrega más al rezago inicial que parezco tener para con la disciplina de Shakespeare. Lleva de título un obvio y aburrido, ¡A Vivir!, que resume en dos palabras las dos horas de monólogo.
Porque es evidente de lo que va. El cliché es persistente en televisión y en el cine, en conversaciones sabias de señoras de Marlboro Light y psicologismos de pacotilla: si no sabemos cuándo vamos a morir, vale la pena vivir cada minuto al máximo. Aquel es el mensaje de Odín Dupeyrón, actor y autor de la pieza teatral, que se mueve a lo largo y ancho del escenario soltando frases iterantes de un mismo mensaje.
"Vive, déjate de tonterías, sacúdete del pasado, libéralo, conócelo, perdónalo y aprovecha porque la vida se va y se acaba…"
"Vive, trabaja, disfruta, juégatela…"
"La verdad que no nos atrevemos a gritar se convierte en la neurosis que no sabemos callar"
Busqué la base curricular del autor/actor y encontré cosas interesantes. Algunas obras de teatro de calidad (pienso, sobre todo, en el Sueño de una noche de verano) y cierta experiencia en el mundo docente y de la escritura. "Veamos de qué trata", pensé.
No quiero ser injusto con Dupeyrón. Creo firmemente que su intención es la correcta, es noble, que busca propagar un mensaje inteligente si se presta a la reflexión. Pero me parecen simplonas las formas, los medios, las palabras, la conclusión de su mensaje.
Me atrevería a decir, más allá del teatro, que sería importante preguntarse por qué no podemos llegar a la libertad máxima, al riesgo vital de todas nuestras vidas. Por qué lo que dice el buen Odín se antoja imposible pero aún se antoja.
Porque uno solamente es libre cuando sufrió primero de esclavitudes: el tráfico, las oficinas, los salarios, las enfermedades, el colesterol, los ritos familiares. "Vivir al máximo" es solo posible cuando primero se piensan en las cosas que nos detienen, nos encierran, nos incomodan. No es sencillo, no es un acto de voluntad y me parece engañoso decir que lo es.
Aunque poco conozca de teatro.
Teatro Ofelia se localiza en Thiers Y Ejercito Nacional S/N Col. Anzures, México, DF CP 08400. Domingos y miércoles, 18:00 y 20:45. Boletos en Ticketmaster.