Chilango

13 años del Faro de Oriente

Cortesía @NaSaPyy

Laguna, basurero y espacio cultural ha sido el origen, camino y destino de la Fábrica de Artes y Oficios (Faro) de Oriente que cumple 13 años.

Bajar la cultura de la torre de marfil, de las altas esferas, sacarla del centro y sur del Distrito Federal para llevarla al barrio y construir la Fábrica de Artes y Oficios no fue sencillo, sobre todo, transportarla al oriente de la ciudad, que siempre ha sido estigmatizado: Iztapalacra, Iztapamuere. Un injustificado e indignante desprecio sólo por nacer y vivir en el oriente de la capital.

Por años las autoridades mandaron lo peor al oriente de la ciudad. Un dato cruel: en Iztapalapa hay más reclusorios que universidades, cinco penales y únicamente tres universidades. A esto hay que sumarle la vecindad con el estado de México, que no le da buena fama y que también es mencionado de manera despectiva: Nezalodo, Nezahuayork, Chimalhuarache.

Combativo (Cortesía @NaSaPyy)

El Faro de Oriente nació en un predio de 25 mil metros cuadrados de la laguna del Salado, una extensión del lago de Texcoco, que se fue desecando. Luego ensuciada por más de 10 mil tianguistas colocados de la calzada Ignacio Zaragoza a la avenida Texcoco -en los límites de Iztapalapa y Nezahualcóyotl-, depositando su basura todos los miércoles hasta convertirlo en un gran depósito de desechos en la colonia Fuentes de Zaragoza.

Era una zona donde la gente no salía a la calle después de las 4 de la tarde, un lugar donde violaban a las mujeres, tiraban cuerpos, servía de refugio improvisado de indigentes, área de robos, una franja de la ciudad herida por la marginación económica y social.

Todo cambió hace 15 años con el inicio del proyecto de la Fábrica de Artes y Oficio de Oriente con el titular de cultura capitalino Alejandro Aura y el arquitecto Alberto Kalach, que encontraron un edificio en obra negra y abandonado que sería la sede de la Delegación Iztapalapa. Ellos adecuarían esa inservible mole de concreto para actividades culturales.

Taller de cartonería (Cortesía @NaSaPyy)

Dos años tardó la construcción. Nunca se pensó como una réplica menor, marginal y urbana del Centro Nacional de las Artes, si no en un modelo cultural innovador, que acercara la cultura al barrio, pero entendiéndolo, traduciéndolo, haciéndolo participativo, jamás llegar a imponiéndole, pero si compartiendo la visión de que entre más local más universal.

El 24 de junio del 2000 se inauguró el Faro de Oriente y desde entonces miles de personas han encontrado un lugar donde expresarse mediante la música, la pintura, la carpintería, la fotografía, la escultura, los alebrijes, entre otros talleres gratuitos, y que, por la falta de espacios culturales y educativos en el oriente de Distrito Federal, de otra manera no lo hubieran podido hacer.

De este espacio cultural han surgido bandas como Panteón Rococó, compañías de teatro, escenógrafos, carpinteros, soldadores, personas que por primera vez aprendieron un oficio, quienes se dieron cuenta que podían vivir de lo que producían con sus propias manos.

Fin de la infancia (Foto: Cortesía @NaSaPyy)

Aquí los vecinos y visitantes hacen suyo el Faro, pueden intervenirlo, apropiárselo, es decir, pueden colocar sticker y realizar grafiti. Caminar por las distintas áreas respetando el espacio y el trabajo de los talleristas y alumnos. Un oasis de rebeldía creativa y transgresora, donde la cultura la hacen todos.

Como su nombre lo dice, el Faro, se convirtió en una fuente de luz y guía para los habitantes del oriente, les dio una perspectiva de vida diferente, en la cual ellos volvieron a creer en si mismos. Un Faro que ilumina y llama al encuentro para convertirse en puerto de llegada y salida a los sueños y las posibilidades de la imaginación, jamás una convocatoria de soledades para aprender manualidades y distraer la tristeza.

Hoy la violencia y la inseguridad han bajado en la zona gracias al Faro. Hoy como desde hace 13 años hay cultura en el oriente chilango.

Mirada de Oriente (Cortesía @NaSaPyy)

Entrada libre

15 de junio a las 11:00 horas. Festival infantil con la presentación de¡Qué Payasos!, Monedita de Oro, Rulo-clown y la Orquesta Basura.

22 de junio a las 15:00 horas. Baile con la Sonora Santanera de Carlos Colorado y el grupo Campeche Show,

29 de junio a las 12:00 horas. Festival Musical con Armando Palomas, Los Rastrillos, La Tremenda Korte, Trasfondo y el Colectivo de Músicos a la Palabra.