La exposición Vivan Las Mujeres es una que tenemos que ver todos. Recorrerla, detenernos ante cada uno de los 90 mensajes dibujados y escritos por creadoras de Iberoamérica que recibieron la invitación de Clarisa Moura, Abril Castillo y Amnistía Internacional para esta exposición que nos sensibilizará ante un problema de dimensiones continentales que nace en la intimidad de nuestro hogar: la violencia de género. Recorrámosla y luego actuemos.
En un cartel se lee “Ni perdón ni olvido”, una frase que acompaña los trazos dramáticos de la chilena Catalina Bu mostrando a una mujer golpeada… En otro, el de la mexicana Isabel Gómez Guízar, una mujer aparece entre montones de brazos que actúan en su perjuicio de distintas maneras: tocándola, callándola, amenazándola, traficándola, impidiéndole moverse… En uno más, el de la española Miren Asiain, una mujer cruza el parque de una ciudad de noche, a paso grácil, casi un vuelo, mientras se lee uno de sus pensamientos: “De camino a casa quiero ser libre, no valiente”…
Son solo tres de las 90 voces reunidas en esta exposición que se exhibe en los muros del Centro Cultural de España, auténtico mensaje coral que se integra a la campaña #VivanLasMujeres, de Amnistía Internacional, que busca ser una herramienta contra la violencia hacia las mujeres y su manifestación más violenta: los feminicidios.
Desde Vértigo Galería, Clarisa ya había colaborado con Amnistía Internacional en otra de sus campañas: Desaparición Forzada. Cuando se alistaban a lanzar, en 2016, la campaña contra la violencia de género y los feminicidios, Clarisa pensó cómo podía tocarse un tema que mucha gente prefiere evitar o siquiera asomarse para evitar descubrir que el horror es grande.
Era importante dar visibilidad de las maneras que se pudiera, donde se pudiera, donde los dejaran… Como gestora cultural, al frente de Vértigo Galería, Clarisa lleva varios años trabajando con ilustración, y ha llegado a entender lo poderosa que es. Pronto pensó que sería una gran manera de acercar al público a un tema fuerte y doloroso, y donde pudieran entrar en juego herramientas contundentes como la metáfora, y sensibilizar con su ayuda a quien atestiguara la campaña. Así nació Vivan Las Mujeres.
Pronto Clarisa descubrió que era necesario reunir a tantas voces como se pudiera. Por ello, Vivan Las Mujeres ha venido creciendo con el paso del tiempo, y de las 70 artistas reunidas para la escala anterior de la muestra en las vitrinas del metro Tacubaya, hoy se han sumado 20 voces más. Y podemos intuir que irá creciendo mientras viaja por distintos espacios difundiendo esos mensajes dolorosos, urgentes, en busca de empatía y acción.
“Hay muchas voces que están pidiendo a gritos exponer sobre el tema”, cuenta Moura, “tenemos mucho que decir, y si algo tiene esta exposición es que son voces de mujeres que hablan desde ellas o por otras; cuando algo es personal, se vuelve más cercano, y la gente es más receptiva a recibirlo”.
La exposición en el Metro va a itinerar este año por distintas estaciones. Inauguraron en Tacubaya, pero pronto se trasladará a Barranca del Muerto, a través de esas vitrinas con las que nos topamos a diario y que tienen el potencial de ser valiosas vías de comunicación directa con nosotros, los usuarios.
“Con la gente en el Metro, la respuesta fue inmediata”, dice Clarisa, “desde que comenzamos a montar, la gente se paraba, preguntaba, nos felicitaba; madres con hijos varones pequeños, que veíamos cómo la recorrían, mujeres jóvenes, no tan jóvenes… Siempre pensaba: si alguna mujer o niña ve la exposición y se ve reflejada en alguna de las imágenes o textos, quizás podamos lograr que se acerquen a denunciar su situación”.
En Argentina, el movimiento #NiUnaMenos está más activo que nunca, y cuando se aproximaba la marcha del 8 de marzo en Buenos Aires, el Centro Cultural Recoleta busca a las organizadoras de Vivan Las Mujeres no solo para hospedar la expo en su espacio, sino para organizar una residencia con siete mujeres creadoras y desarrollar una pieza colectiva.
“Estar ocho mujeres conviviendo en un mismo espacio, conversando, discutiendo, leyendo materiales, viendo libros fue muy inspirador”, explica Clarisa. “Nos planteamos un espacio libre de estereotipos y donde todas podíamos hablar desde cada una, desde esas enormes contradicciones que nos atraviesan por décadas y décadas de patriarcado, que no tenemos muy claro de hasta dónde lo tenemos incorporado hasta que comienzas a atravesar y andar este camino.
“Para Amnistía Internacional, para Abril Castillo y para mí siempre fue superimportante dejar claro que esto es desde un lugar que nos permita acercarnos mujeres con mujeres y mujeres con hombres, que tenemos mucho que conversar y entender unos de otros. Pero hay algo claro: no podemos seguir quedándonos de brazos cruzados ante el asesinato y desaparición de mujeres en nuestras regiones”.