Por este país han corrido ríos de sangre. Y han habido quienes se han dedicado a documentarlo y contarlo en la prensa inventando un género periodístico muy peculiar. Desde la época virreinal ha existido una fascinación por asomarse a estas historias trágicas de hechos violentos. La nota roja se alimenta de accidentes, asesinatos, tortura, robos, linchamientos y otros sucesos sangrientos que parecen insólitos pero que en las últimas décadas se han vuelto tristemente algo cotidiano.
La muestra “Una crónica de la nota roja en México”, curada por Rafael Barajas el “Fisgón”, traza la huella del género desde la época virreinal hasta el fotoperiodismo en tiempos de guerra contra el narco. Inspirada en el libro de Monsiváis “Los mil y un velorios”, nos conduce por una reflexión sobre la violencia a partir de la imagen principalmente.
Encontramos desde placas del chaquetón ensangrentado de Maximiliano de Habsburgo y grabados de Posada acompañando relatos escritos de una manera francamente humorística sobre “Horribles y espantosísimos acontecimientos”, hasta collages sobre narcos; de fotografías en la cárcel de Lecumberri y archivos que dan cuenta de los asesinos seriales más famosos y atracos increíbles que dan para hacerse película, hasta las imperdibles joyas de la fotografía tomadas por el maestro Enrique Metinides a lo largo de sus más de cincuenta años de trabajo cubriendo la fuente policiaca y acompañando a la Cruz Roja en sus labores de rescate.
Con archivo de este mítico fotógrafo ha dispuesto de varias salas del Museo del Estanquillo, en las que hay piezas que no se han visto casi nunca, como una fotografía donde aparece él mismo, ayudando a alguna víctima de un accidente o algunas de sus grabaciones inéditas. Un detalle que vale la pena es que se han transcrito las fichas y anotaciones que vienen al reverso de las imágenes del fotógrafo, detallando los sucesos. Su habilidad para captar momentos terribles de dolor de una manera humana y no morbosa parece un arte prácticamente extinto en estos tiempos.
Y es que se terminó la época en la que un asesinato era algo singular, que se salía de la norma y estaba cubierto en misterio, para volverse la noticia diaria y un evento masivo y cotidiano en el que dejan de importar los detalles.
La violencia generada por el narcotráfico ha transformado al género periodístico y la percepción misma de este tipo de sucesos. La muestra termina con algunas imágenes de fotoperiodismo reciente, la pieza de Teresa Margolles, “Decálogo”, basada en narcomensajes, y el diseño de Alejandro Magallanes “No más sangre”.
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