He vivido en el error; en materia de arte urbano o callejero –grafiti y sobre todo esténcil–, resulta que el más grande de todos es Xavier Prou, alias Blek Le Rat, es como el papá de Bansky y Shepard Fairey (OBEY). Y no me refiero a su edad.
Aunque es fácil ubicar a un artista urbano iniciándose y formándose en las calles, el caso de Blek Le Rat fue diferente porque él estudió Bellas Artes y arquitectura. Nos cuenta que en su época, 30 años atrás, el arte callejero como tal no existía siquiera, así que tener estos estudios le permitió comunicar de manera contundente su mensaje en los muros de París, con una estética radicalmente diferente a lo que había observado una década atrás en el metro de Nueva York.
Sin embargo, Blek dice que al estudiar una carrera, los jóvenes se informan sobre tendencias y la historia del arte, y su trabajo se ve influenciado, mientras que parte de la riqueza del grafiti y el estencil en las calles, es una propuesta fresca influenciada por lo que ellos ven en la televisión, en sus familias o a partir de sus propias vivencias. Con toda sencillez, Blek considera que lo que él y los demás artistas urbanos hacen –acercar el arte a la gente– tiene un valor sin precedente, de un alcance sin igual en la historia, y que por tanto debería ser valorado en su propuesta original.
El público en general ya lo admiraba y era idolatrado por grafiteros del mundo, pero con el paso del tiempo las instituciones lo voltearon a ver, y acepta que esto fue una forma de reconocimiento también. Y lo que más le sorprendió fue que se haya vuelto tan famoso tan pronto le pusieron un valor monetario a sus piezas.
Al tener obra expuesta en galerías y museos, como, por ejemplo, el Centre George Pompidou, en París, uno pensaría que se desvanece el toque de clandestinidad y anonimato que caracteriza el arte callejero. Pero Blek nunca buscó esto. Nos confiesa que cuando él era estudiante, vivía en París, tenía muy pocos amigos y se sentía muy solo, así que salir a la calle fue la manera de exponer su obra y advertirle al mundo que existía.
Blek Le Rat empezó parte de su trabajo en las calles de París plasmando ratas –rat es el anagrama de art–, argumentando que eran los únicos animales libres en dicha ciudad, con lo cual quería decir que el artista puede llegar a intervenir la vida de la gente, que puede estar en todos lados. Y también quería decir que a pesar de que París es una ciudad muy hermosa, en el subsuelo había incluso más ratas que habitantes, es decir más de 3 millones de ratas que traen enfermedades y podredumbre… Era una crítica dura contra los parisinos orgullosos.
En la actualidad, Xavier Prou ya no sale de noche a pintar paredes porque ya no quiere tener nada que ver con la policía –alguna vez fue detenido por ella y tuvo que pagar por todo lo que había hecho en los muros de París–. Ahora sólo trabaja en muros autorizados, para quien se lo encomiende.
A México llegó por primera vez en 2009; la Casa del Lago lo invitó para reunir algunos artistas como Watchavato y Shepard Fairey. Entonces recorrió la ciudad con un amigo francés que vive aquí y se sorprendió por lo mucho que vio; lo interpretó atinadamente como el resultado de una cultura mural muy arraigada y antigua.
Lo que más le llamó la atención era la influencia de las culturas prehispánica e indígena. Nos contó que cada vez que ve un trabajo mexicano, reconoce estas características. Por otro lado, nos confesó que le fascina la parte mórbida, que para un europeo es muy raro, porque no tienen la misma relación con la muerte como la tenemos nosotros.
Conoce a este adorable roedor en el marco del Puma Urban Art México.
Puma Urban Art
Mérida 18, entre Puebla y Chapultepec
Roma Norte
sáb 22 de marzo
17 hrs
pumaurbanart.com