El Museo Nacional de Arte está de fiesta y ha preparado una exposición sin precedentes donde Rembrandt van Rijn es el invitado estrella. Prepárate para un espectacular recorrido barroco donde conocerás la obra de uno de los pintores más sobresalientes del siglo XVII, así como a su musa e inspiración. ¿Estás listo? Vístete de gala, el MUNAL nos espera para celebrar a lo grande con algunas obras nunca antes vistas en México.
¡Felices 40, MUNAL!
Seguramente te estás preguntando a qué se debe la gala que tiene a Rembrandt como invitado de honor y te contamos que este año el MUNAL se encuentra cumpliendo 40 años de vida (¡yaaay!), así que no han escatimado en el festejo. La Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), son los responsables de La diosa de la casa de Rembrandt, exposición que abre las actividades del MUNAL por su aniversario. De acuerdo a la directora del museo, esta sólo es una probadita de todas las exposiciones, talleres, charlas y ciclos que se vienen para celebrar. Agárrense que vienen con todo.
Quizás sea una obviedad, pero lo que hace tan especial a esta exposición es la obra principal: Palas Atenea. “Esta es la segunda ocasión que se expone un Rembrandt original en México, la primera vez fue en los noventas, así que ha pasado ya un tiempo”, comenta la directora.
Aunque las piezas de La diosa de la casa de Rembrandt son contadas, esto no la hace menos interesante, al contrario, abre la puerta para ahondar en este maestro fundacional de la pintura.
La gestión para traer a México esta pintura tomó año y medio. ¡Khé? Sí, atravesar el océano con una obra de esta magnitud es muy complicado, tanto en costos como en papeleo. Finalmente se logró finalizar el proceso y estar listos para comenzar con mucho orgullo los festejos del MUNAL. “Están avalando que el Museo Nacional de Arte cuenta con toda la implementación de seguridad, de luces, de clima para albergar una obra de esta talla”, finaliza la directora.
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La musa de Rembrandt plasmada en Palas Atenea llega al MUNAL
Estar frente a un Rembrandt es una experiencia singular, imponente y emocionante. “Cuando los artistas son de esta envergadura con una sola pieza podemos indagar en su obra. Viendo un cuadro se ahonda más que cuando tienes toda una colección, te concentras y haces una inmersión completa en su mundo” nos dice la directora.
Esta obra fue pintada para el connotado Festival del Gremio de pintores de San Lucas de Ámsterdam hacia 1654. Asimismo, es un perfecto del claroscuro insigne de Rembrandt y otros artistas barrocos.
Además, Palas Atenea es un cuadro con un valor emocional enorme, ya que la modelo que posó fue Hendrickje Sttofels, la segunda ‘esposa’ del pintor y su compañera de vida. De acuerdo a la directora del museo, Rembrandt y Hendrickje no podían casarse tras la muerte de Saskia, su primera esposa.
“Saskia dejó estipulado que lo desheredaba si este se volvía a casar”, como a Rembrandt le gustó la buena vida desde joven, prefirió vivir en el coloquialmente llamado amasiato o pecado por la iglesia.
Viven en pareja a pesar de ser señalados y condenados. Su alianza emocional, espiritual y práctica es muchísimo más fuerte y remontan todos estos señalamientos. Ella lo saca adelante en este tránsito doloroso de verse acosado por las deudas, el escrutinio y la situación de precariedad.
Simbolismos
Héctor Palares, Maestro curador del museo, nos platica que cada elemento posee un significado:
La luz cenital proveniente del extremo superior derecho del cuadro imprime expresión y solemnidad a la diosa griega, como una metáfora de la fortaleza de la modelo para vivir fuera del matrimonio con un artista y así encargarse de la administración familiar y venta de sus pinturas. La perla que pende de la oreja es un guiño, inteligente y sutil, con el que Rembrandt defendió de las críticas sociales a quien fuera la última gran mujer de su vida.
De aquí el sello emocional y poder de Palas Atenea, el cuadro se convirtió en una declaración del modelo de relación que tenían Rembrandt y Hendrickje.
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Actividades para todos
La muestra se enriquece con un retrato de Rembrandt, de aproximadamente veinticinco años de edad, atribuido a su discípulo Gerrit Dou. Héctor nos platica que, al igual que hoy en día retocamos nuestras fotos con aplicaciones y filtros, Rembrandt solía pintarse mucho más guapo o estético. Pero el retrato hecho por Dou es mucho más cercano a como lucía en realidad. Qué vanidoso, de’veras. Asimismo se exhiben dos dibujos y una estampa que forman parte de la serie de mendigos realizados por el artista para complementar la exposición del artista neerlandés.
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Para acercar a los más pequeños también habrá una serie de actividades virtuales donde los niñes —cualquier persona en general—, podrán tener acceso a un cuadernillo con actividades para comprender la obra de Rembrandt y conocer la influencia del claroscuro europeo en pintores novohispanos como Sebastián López de Arteaga y Baltasar de Echave y Rioja. Claro, de una manera amigable, didáctica y sencilla.
La exposición de Rembrandt en el MUNAL estará abierta al público a partir del 24 de febrero en la sala Jorge Alberto Manrique. ¿Nos vamos a recorrer la expo o le temes al éxito?
Cuándo: A partir del 24 de febrero
Dónde: En el MUNAL. Tacuba #8, colonia Centro Histórico