La poesía provocadora de Mario Benedetti
Por: Paris Alejandro Salazar Rodríguez
No sólo de amor vive la poesía, por eso Mario Benedetti también apostó por temas de tecnología, guerra, desigualdad y dolor para escribir textos seductores e inquietantes.
Pocos poetas en el mundo como el uruguayo, quien a través del dominio de la palabra y un desarrollado sentido social hizo de temas difíciles y crudos una provocadora creación poética.
Recordamos a Benedetti con los principales temas que inspiraron poesía combativa y solidaria que invita a la reflexión.
Dios/Religión
Mario Benedetti decía que la vida es un paréntesis entre dos nadas. Era ateo, sólo creía “en un dios personal, que es la conciencia: a ella es a la que le debemos rendir cuentas cada día”. En sus poemas cuestionaba la existencia de Dios, el paraíso o el infierno, como en Quién sabe:
¿Acaso dios te ayuda cuando tu cuerpo sufre?/¿o no es ni siquiera una confiable anestesia?/¿te importa mucho que dios exista? ¿o no?/¿su no existencia sería para ti una catástrofe más terrible que la muerte pura y dura?/¿te importaría si dios existe pero está inmerso en el centro de la nada?
En Mutis expresó:
Dios morirá de viejo/pesaroso y hastiado/triste por no poder/encomendarse/a dios
No escatimaba para tocar a los símbolos religiosos como en Papam Habemus:
Tutor de los perdones/distribuidor de las penas/condona las condenas/condena los condones.
Política
Participó en la política uruguaya con la agrupación “Frente Amplio” y se dio cuenta que no tenía la menor vocación para dirigente político, pero sí para militancia independiente. Concluyó que podía tener una incidencia política mucho mayor a través de la literatura. Podía escribir sobre Uruguay o sobre temas internacionales. En Sangra la belleza apuntó:
La globalización de los hambrientos/es el aperitivo de los amos/los crímenes comunes de la víspera/son cadáveres nuevos en la bolsa/en las pólizas bonos y mercados/la belleza ahora sangre/se hace coágulos.
Economía
En el exilio aprendió de la gente, no de los gobiernos, ni de la instituciones mundiales, decía que era como un fenómeno de ósmosis, donde uno le da al pueblo lo mejor que tiene y ese pueblo le devuelve cosas a uno. Coincidía con José Martí en que la patria es la humanidad, por eso señaló a todos aquellos que lastimaban a sus compatriotas, por ejemplo en La crisis:
Wall Street especula con la inquina/en Tokio sube el miedo sísmico/la OCDE y la FED se dan mutuo consuelo/el SIPRI y el SCAF polemizan sobre el SHAOB/entre el NAFTA y la nafta retoza el PRI/el FMI sostiene el DEG/el PNB se aleja del PIB.
Guerra
Era un escritor consciente, que sí estaba en contra de la globalización de la economía, de la corrupción y de la hipocresía, lo decía y lo escribía. Las causas en las que creía lo impulsaban y lo inspiraban, en su poema Ésta y otras guerras:
Que yo sepa no hay guerras por amor/las guerras salen de su pozo antiguo/y las jaurías de terror las siguen/proponen himno/pero sobre todo misiles/repertorio de desastres/izan banderas/pero sobre todo/catálogos de pánico y de sangre.
Un día llegará en que las guerras/no tendrán un cristiano a quien matar/la soledad del mundo/ese bochorno/se expresará en un solo aburrimiento/los mansos pizarrones de Wall Street/quedarán fijos en un cambio inútil/y nadie habrá para joder a nadie.
Tecnología
En ocasiones tantas máquinas útiles producen hombres inútiles, reza el dicho, y es que la tecnología ha cambiado la forma de relacionarnos y ésa era una de las inquietudes de Mario Benedetti, por ejemplo se quejó de la intervención de las computadoras en el amor en el poema Windows 98:
Antes los besos iba a tu boca/hoy obedecen a una tecla send/mi corazón se acurruca en tu software/y el mouse sale a buscar el disparate.
La genialidad lo hacía escribir sobre cualquier objeto, sobre todo dedicarle unas palabras a los que les tenía un apego entrañable, por eso En Rincón de haikus escribió:
Cuando me entierren / por favor no se olviden / de mi bolígrafo.
Paz
Decía que la utopía es una cosa que debía mantenerse vigente, aunque es algo que nunca se realiza por completo, aunque de cada utopía se realice un diez por ciento, gracias a ese 10 por ciento la humanidad mejora un poco, una cosa que parece imposible. Sostenía que los tres grandes utópicos que ha dado este mundo son Jesús, Freud y Marx. En Morondanga planteó:
Los millones de solos que nacemos/vivimos y morimos humillados/por el desdén de las galaxias/y desde el caracol de la soberbia/creamos dioses/semidioses/apóstatas/caciques/ tendremos algún día que buscarnos/con la lupa del miedo/y al comprobar nuestra gastada/inevitable ausencia/optar por disolvernos sin pudor/en el vacío individual y cósmico.
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