Desde el boom hasta las letras del narco, pasando por el realismo mágico. América Latina fue la región invitada de honor en la #FILGuadalajara30. Aquí 10 novelas clásicas del continente que debes leer (sí o sí) antes de los 40, y cinco más, que retratan la realidad actual de esta zona.
El Boom
Mario Vargas Llosa, con 80 años, es el último autor vivo que queda de esta generación, en la FIL lo expresó así: “Soy el superviviente del boom, a mí me toca apagar la luz y cerrar la puerta”. De este periodo de auge de la literatura latinoamericana (1960-1970), surgen las plumas más representativas de la región, obras vanguardistas y experimentales para su época.
Ya cumplió 53 años la obra máxima de Cortázar, una especie de “resumen de muchos deseos, de muchas nociones, de muchas esperanzas y también, por qué no, de muchos fracasos” según las palabras de su propio autor. Ambientada en París, Rayuela es una contranovela no apta para lectores pasivos.
Es, quizás, la segunda novela más leída del autor colombiano –después de 100 años de soledad–, y para muchos, la más bella. Y es que ¿cómo no sentir una punzada en el estómago cuando el autor describe los síntomas del cólera con los síntomas del enamoramiento? Fiebre, estómago revuelto, mareos y desmayos…
Arturo Belano y Ulises Lima, los detectives salvajes, salen a buscar las huellas de Cesárea Tinajero, la misteriosa escritora desaparecida en México después de la Revolución, y esa búsqueda se prolonga durante 20 años, desde 1976 hasta 1996. Una novela en donde hay de todo: amores y muertes, asesinatos y fugas turísticas, manicomios y universidades, desapariciones y apariciones.
Novela histórica que analiza el fenómeno de la dictadura en República Dominicana, cuyo personaje protagónico es Leónidas Trujillo. Retrata su asesinato y las consecuencias de éste. La novela es un retrato del poder dictatorial en América Latina, y es considerada una de las mejores del autor peruano.
La realidad urbana de una creciente Ciudad de México, donde convergen los distintos estratos de la sociedad. El uso del lenguaje utilizado por Fuentes marca esta diversidad, intentando, también, identificar los puntos de diferencia en un periodo posrevolucionario pero alejado del paisaje rural al que estábamos acostumbrados.
Inspirado por el misticismo que caracteriza a nuestra región, la expresión de lo irreal se apodera de las letras hispanas y se convierte en un estilo literario.
Remedios “La Bella” ascendiendo al cielo en plena juventud en cuerpo y alma, el revoloteo de mariposas amarillas de Mauricio Babilonia, la locura de un Aureliano Buendía amarrado a un árbol, el tejido sin fin de la mortaja de Amaranta, la alquimia de Melquíades… Maravillosa e irrepetible, la obra que le otorga el Nobel al autor colombiano es la descripción más claro de aquello llamado realismo mágico, bravo, bravísimo.
La narración en tercera persona es una de las primeras cosas que llama la atención de esta novela corta ambientada en la Ciudad de México. Un sentimiento inquietante se apodera del lector que acompaña a Felipe Montero, el protagonista, a lo largo de su recorrido ante lo intemporal, lo surrealista y lo intangible.
Esta novela de la escritora chilena incorpora situaciones fuera de lo ordinario en el contexto de la dictadura en Chile. Amor, desamor, odio, rencor y violencia transforman la vida de la familia Trueba, donde incluso los fantasmas son apariciones necesarias ante la injusticia que vive un país.
Influenciado por el surrealismo europeo, Alejo Carpentier le imprime a su novela ritos vudú en el contexto afro-cubista. Sin embargo, esta novela se encuentra en los límites del realismo mágico y lo real maravilloso, que no es lo mismo: en el segundo el elemento sorpresa ante lo inesperado de una realidad manipulada, otro estilo literario que define a las letras en Latinoamérica.
La comida como centro del universo de sus protagonistas. Tita, la cocinera, descubre las posibilidades mágicas de sus platillos en el marco de una familia tradicionalista mexicana. Una novela cocinada a fuego lento y que en cada bocado conquistó a los lectores que la convirtieron en una de las novelas en español más importantes del siglo XX.
La violencia se infiltró en las mesas de novedades de las librerías, fenómeno que, a inicios de los 2000, amplía una realidad nacional que parece salida de la sección de nota roja y que se desborda. Las narconovelas (de calidad literaria dispar) logran éxito, pero también las historias que nacen de la investigación periodística. Como bien apunta el escritor Álvaro Enrigue, la narativa se volvió un testigo incómodo.