Por ahí dicen que el arte no tiene fronteras y es cierto. Las expresiones artísticas han rebasado los límites de galerías y museos para instalarse en paredes, parques o en plena vía pública, como los dibujos en banquetas hechos Naitoreido, un artista mexicano, quien ha llevado su obra a distintas partes del mundo.

Foto: Facebook Naitoreido

La mente detrás de estos dibujos en banquetas

Hace más de siete años las banquetas se convirtieron en su lienzo. Con sus dedos y gises como única herramienta, Naitoreido puede pasar horas y horas dibujando sobre el suelo hasta darle forma a personajes de ficción como Gokú, Spiderman y Batman, así como artistas mexicanos que van desde Pedro Infante hasta Vicente Fernández.

Aunque viaja constantemente, es probable que cientos de chilangos hayan visto por lo menos una vez una de sus creaciones, ya sea afuera de una estación de Metro, en un parque o en Coyoacán, justo donde comenzó la historia de sus increíbles dibujos.

De Tijuana para el mundo

Desde que era muy joven Édgar, mejor conocido como Naitoreido, se dio cuenta que lo suyo no era permanecer encerrado ocho horas en una oficina todos los días, sino viajar. Así que tomó su mochila, salió de su natal Tijuana y comenzó a recorrer todo el país hasta que en la capital chilanga conoció a un artista que dibujaba en la calle.

“En Coyoacán conocí a un tipo que pintaba; le dije que si lo ayudaba y me dijo que sí. Tardé aproximadamente un año en aprender”, recuerda. Posteriormente perfeccionó su técnica y comenzó a dibujar en las banquetas de cada destino que pisaba.

En este peculiar arte encontró la manera de seguir viajando de mochilazo y sobrepasar las fronteras de México. “He estado en países como Panamá, Guatemala, Honduras, Colombia, Perú, Costa Rica, Bolivia y Venezuela”, nos cuenta.

Foto: Facebook Naitoreido

La Chilindrina, Don Ramón, Amy Winehouse, Jim Morrison, Han Solo, Deadpool, Frida Kahlo, Chabelo y Cristiano Ronaldo forman parte del extenso repertorio que tiene este artista; sin embargo, en cada país que pisa procura pintar cosas que le gusten a la gente, así que dedica mucho tiempo a investigar.

“Traigo un álbum de cosas populares como películas, cantantes, pintores, cuadros, actores. A veces en el Facebook me dicen que debería pintar a tal persona, o vuelvo a pintar lo que le gusta mucho a la gente”, asegura.

Así ha plasmado, por ejemplo, a Frida Kahlo con trajes típicos de Panamá, así como algunos paisajes de los lugares que visita.

Foto: Facebook Naitoreido

Lo que más disfruta, además de viajar, es el reconocimiento de los que se detienen a ver todo el proceso o para admirar su trabajo. “A la gente le agrada lo que hago y me motiva a seguir haciéndolo; disfruto pintando y platicando con personas. Se siente padre que los dibujos se vuelvan virales”.

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El arte siempre se mantiene

Édgar puede pasar hasta siete horas dibujando para que un trabajo quede perfecto. De rodillas en el piso plasma trazo por trazo hasta que queda listo, sin importar las heridas que usualmente aparecen en sus dedos gracias a la textura de la banqueta.

Pese a lo que mucha gente piense, él afirma que los dibujos en banquetas que llevan más tiempo son las caricaturas, por el simple —pero significativo— hecho que tienen más detalles que un retrato.

No importa en qué parte del mundo esté, al final del día la gente queda maravillada con la obra: le toma fotografías, habla con Édgar o deposita algunas monedas en la caja con la leyenda: “apoya el arte de la calle; una moneda, un celular o lo que guste cooperar”.

Lamentablemente cada obra es efímera. La lluvia suele borrar el trabajo de todo el día y dejar nuevamente el lienzo en blanco, para que al día siguiente, un nuevo dibujo aparezca en él.

Actualmente, Édgar le pondrá una pequeña pausa a los viajes, pues está en busca de algo más estable ahora que se convirtió en papá. Pero no te preocupes, porque usualmente visita la CDMX. Así que si un día rumbo a tu trabajo o escuela ves a un hombre arrodillado en la banqueta con gises entre sus manos, detente para disfrutar y apoyar el arte callejero con “una moneda, un celular o lo que guste cooperar”.

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