Te dejamos un adelanto del primer capítulo de Nada que perdonar, el más reciente libro de Juan Manuel Servín

Servín describe esta obra como un “intento de autobiografía híbrida”. En ella leemos a un lector y escritor influenciado por la delincuencia común, por las mudanzas continuas de su familia y por las dificultades cotidianas en la conflictiva Ciudad de México, rodeado de una familia numerosa, entre la pobreza y fracaso, y dueño de una atracción enfermiza por las desgracias.

Pese al ambiente árido de sus primeros años, creció en él una compulsión lectora. En su casa sólo tenía acceso a cierto tipo de libros, espirituales y populares, pero sus hermanas Taydé y Lucía comprendían su gusto por los libros y le compraban de vez en cuando alguno.

Nada que perdonar es lo nuevo de Juan Manuel Servín

Según nos narra, su vida escolar la pasó respondiendo a todos los profesores, haciendo alarde de su facilidad por la comprensión lectora. No tenía muchas dificultades para aprobar, pero normalmente se peleaba con los maestros y no buscaba ser el mejor de la clase.

Cuando llegó a la preparatoria se encontró con un mundo hostil al cual nunca pudo adaptarse bien, así que entre robos y percances delictivos optó por dejar la escuela y se convirtió en obrero, oficio que lo ocupó la mayor parte de su vida. Su faceta como escritor de tiempo completo comenzó hasta 2004, impulsado por el escritor Sergio González Rodríguez.

Expo de “Monsi” que nos narraba su experiencia de escritor 

A lo largo del libro, Servín hace un gran énfasis en la capacidad de los mexicanos por resignarse. Para él, la realidad de nuestro país es una triada maldita donde la violencia, la pobreza y la desigualdad siempre están presentes. Hace un recorrido por distintos momentos y referencias literarias que tienen como principales temas el crimen, la nota roja y las formas de plasmar todos aquellos momentos tortuosos que forman parte de la historia mexicana.

Nada que perdonar adelanto del primer capítulo

«Del «Infiernavit» de Iztacalco que marcó su infancia y adolescencia entre páginas de libros, desempleo y ambientes rufianescos, a la glamorosa ciudad de París donde vivió algunos años aferrado a trabajos ocasionales como jornalero, este libro narra las experiencias que convirtieron a J. M. Servín en un escritor que expresa como pocos la voz de los excluidos.

Sobre todas las cosas, son testimonios picarescos de aprendizaje sostenido en la literatura de alguien que escribe, no sin ironía, por la pura necesidad de contar cómo se ve la vida al límite. A decir del autor: «Para mí es fundamental sustraer de la cotidianidad todos aquellos elementos que la hacen insufrible, cruel y nos sumergen en el hastío […] Me entrego a la desazón y al dolor de la misma manera en que me entrego al placer. Lo que queda es lo que escribo».

Lee aquí el primer capítulo de Nada que perdonar

https://issuu.com/megustaleermexico/docs/nada-que-perdonar-sampler

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