La desaparición forzada no es espontánea. A finales de los 60 México atravesaba la guerra sucia, al tiempo que en el mundo transcurría la guerra fría. El enemigo era el Comunismo y se instauraba el Plan Cóndor, a la vez que un número incierto de estudiantes —pero por arriba de 100— murieron, y muchos más desaparecieron. Después las desapariciones se empezaron a extender hacia cualquier “revoltoso”: campesinos, obreros, sindicalistas, maestros y cualquiera que no se alineara. El Museo Casa de la Memoria Indómita es un lugar obligado para recordar estos tristes momento.
Por Sofía Viramontes
En 1977, Rosario Ibarra de Piedra fundó el Comité ¡Eureka! (entonces llamado Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos de México), después de que su hijo, Jesús Piedra Ibarra, fuera desaparecido por el Estado en 1974. En 2012 el Comité, junto con el colectivo Hijos México, fundó un espacio en una casa antigua del Centro Histórico para fomentar una tarea muy necesaria: hacer memoria.
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En muchos países latinoamericanos ha habido desapariciones forzadas (Chile y Argentina son los más evidentes), pero en México se ha enterrado esa historia y se siguen perpetrando las mismas técnicas que paralizan y subyugan a la sociedad. El recorrido por el Museo Casa de la Memoria Indómita empieza en 1968 con una carta escrita por un fotorreportero un día antes de que el Estado lo “levantara”. Sigue con la marcha del 71, en la que se vivió una suerte similar, y continúa con una sala de objetos de aquellas personas de las que un buen día no se supo más.
Le sigue el cuarto de México Rosa, con videos promocionales, uno muy sorprendente que es básicamente un comercial del gobierno mexicano sobre su Secretaría de Inteligencia y Espionaje, en el que muestra sin ningún pudor qué herramientas se usaban para seguir a la gente que se entrometía en menesteres “equivocados”.
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En la Sala del Terror del Museo Casa de la Memoria Indómita se escuchan los testimonios reales de gente a la que el Estado se llevó para que guardara silencio. El archivo continúa narrando las batallas del Comité y las atrocidades del Estado. Las paredes tienen textos de activistas e historiadoras que han dedicado sus esfuerzos a darle memoria al país, con la premisa de que si no vemos lo que pasó entonces, ¿cómo veremos lo que pasa ahora?
Museo Casa de la Memoria Indómita
Dónde: Regina 66, Centro Histórico,
Cuándo: martes a domingo, de 10:00 a 17:30 (todas las visitas son guiadas)