Así se construyeron las maquetas del Museo de Antropología
Un vistazo a la gran Tenochtitlán en miniatura. Esta es la historia de cómo se construyeron las maquetas del Museo de Antropología
Por: Colaborador
Vía: Pável Gaona
Fuente: Pável Gaona
En una de las salas del museo que resguarda gran parte de la historia prehispánica de México encontrarás las réplicas a escala del gran centro ceremonial de Tenochtitlán. En su aniversario número 56, te contamos cómo construyeron las maquetas del Museo de Antropología.
Seguramente también recordarás que en el pasaje de metro Zócalo se exhibe la representación miniatura del gran centro ceremonial tenochca.
Si te has preguntado quiénes crearon con tanta precisión y cómo reprodujeron con sumo detalle los edificios y templos del recinto sagrado, aquí tenemos todas las respuestas a tus incógnitas.
La historia de las maquetas del Museo de Antropología
Los responsables de estos prodigios de la miniatura son Arquitectura Plástica Sensorial, un equipo multidisciplinario conformado por arquitectos, paisajistas, ingenieros y artistas plásticos.
La fundación de este grupo de profesionales se remonta a 2013, bajo la dirección de H. Luis Rosey Bermúdez y la arquitecta de paisaje Alma Lilia Gutiérrez Palacios.
El comienzo del gran proyecto
En 1960 se realizó la primera adaptación del recinto sagrado de Tenochtitlán en el Museo de Antropología. El encargado de llevar a cabo la hazaña fue el arquitecto Ignacio Marquina quien, a través de diversas fuentes históricas, creó con la mayor fidelidad posible las primeras maquetas del centro ceremonial del imperio mexica.
Aunque lamentablemente el arquitecto Marquina falleció hace ya casi 40 años (en el año de 1981), otros talentos han tomado el relevo.
“Es una gran responsabilidad y un enorme honor proyectar de forma más precisa lo que él nos mostró como una primera idea de lo que se creía fue el lugar más sagrado para la cultura mexica y que sirvió de base para ubicar cada templo según los más recientes descubrimientos”, señala Luis Rosey, director y fundador de Arquitectura Plástica Sensorial.
Para realizar este complejísimo trabajo se encuentran asesorados por los expertos calificados en la materia.
“Trabajamos directamente con el director del Programa de Arqueología Urbana (PAU) el arqueólogo Raúl Barrera y con el doctor emérito, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma. También colaboramos con la curadora de la sala Mexica del Museo Nacional de Antropología, Bertina Olmedo, entre otros”, recalca Rosey.
La hazaña de un equipo
No hay una máquina del tiempo que nos ayude a confirmar cómo era la gloriosa Tenochtitlán. Sin embargo, estos expertos se auxilian de investigaciones rigurosas y de los descubrimientos más recientes para crear las maquetas.
Rosey reitera que las reconstrucciones son hipotéticas, no obstante la aproximación de las maquetas del Museo de Antropología es bastante cercana a la distribución del ahora desaparecido centro ceremonial tenochca.
“Cada uno de los volúmenes [de edificios, templos, calzadas] que la conforman se sometió a largos estudios y curaduría con el Director del PAU, con los encargados de excavaciones, así como con el uso de datos e investigaciones del Programa Templo Mayor y de las más estrictas fuentes históricas”, destaca el fundador de Arquitectura Plástica Sensorial.
Lo que sigue es tender el puente entre lo abstacto y lo concreto: “Lo primero es el levantamiento arquitectónico y la recopilación de datos, después se proyecta esta información en planos y modelos 3D que son sometidos a curaduría por los especialistas encargados del INAH. Una vez revisados y aprobados se producen en el taller”.
Si algo distingue al equipo de Arquitectura Plástica Sensorial es la obsesión por el detalle, ya que cada integrante busca que el resultado final sea lo más cercano a los descubrimientos de los investigadores, quienes dan el visto bueno a la obra.
Alrededor de 12 personas están involucradas en los proyectos de maquetas. La búsqueda de los materiales, el diseño y trazado de cada espacio, la producción de los preliminares, el lijado de superficies, los pincelazos para dar los acabados y el montaje de cada escalón de los templos miniatura son algunas de las actividades que cubren los expertos de Arquitectura Plástica Sensorial.
Sin embargo, el trabajo no para ahí, aún queda un peldaño más para llegar al resultado cumbre.
“Todos los volúmenes pasan por las diferentes áreas, es decir, una vez que se ha realizado el proceso de diseño, corte láser, armado, pintura, escultura, cada pieza es revisada por el director del taller-estudio y por los especialistas del INAH para su aprobación final”, comenta Rosey.
La hazaña arquitectónica en miniatura no solo requiere la concentración total de los especialistas, también es necesario contemplar un lapso importante para su realización. En promedio el equipo de Arquitectura Plástica Sensorial dedica un año y medio a la producción y montaje de las maquetas.
Una vez que los modelos fueron aprobados por todas las áreas involucradas se trasladan a su nuevo recinto con el auxilio de personal capacitado y de plataformas automatizadas para evitar deslizamientos.
El embalaje es clave para su protección, es decir, no se transportan las maquetas armadas sino pieza por pieza que, a pesar de su tamaño miniatura respecto al original, pone en jaque a todo el quipo que maniobra el traslado.
Una vez que todas las piezas del rompecabezas sagrado ha llegado a su nueva residencia, el gran reto es montar cada uno de los elementos para que estos que estos correspondan a las representaciones visuales que en un principio se aprobaron.
Luis Rosey destaca que esta última etapa representa un desafío de ingenio ya que siempre hay detalles que surgen durante el proceso y que deben solucionarse sin retrasos.
Datos curiosos de las maquetas
Los materiales
Hay una gran diversidad que se utiliza en la producción de las maquetas, pero en su gran mayoría el equipo recurre a las resinas, fibra de vidrio, acrílicos y laminados PVC.
Una manita de gato
Las maquetas son bastante resistentes y suelen durar muchos años, sin embargo el desgaste natural de la humedad, polvo, cambios de temperatura, así como la manipulación para la limpieza dañan o desgastan los acabados y los elementos miniatura.
Por ello se les da un mantenimiento, dependiendo del deterioro que presenten, cada dos o cuatro años para evitar que el daño se extienda a otras piezas.
Actualización 2.0
Las maquetas del Museo de Antropología funcionan como apoyo visual para ayudar a los visitantes a darse una idea más clara de cómo eran los espacios de las culturas prehispánicas.
Por ello para cada nuevo descubrimiento se incorpora a las réplicas para mantener actualizada la información acerca de la arquitectura, la dinámica y el uso que tenía el recinto sagrado de Tenochtitlán.
Más proyectos de Arquitectura Plástica Sensorial
Además de las maquetas del Museo de Antropología en la CDMX, este equipo de especialistas trabaja con el INAH en otros planos de rescate, como la renovación de la maqueta del Recinto Sagrado de Tenochtitlán ubicado en la estación del metro Zócalo.
Además, están involucrados en las restauraciones y actualizaciones de las maquetas de Tajín, Palenque, Chichen Itzá, Uxmal, Tula y la nueva maqueta del Recinto Sagrado de Tenochtitlán, todas estas ubicadas en la Sala de Orientación del Museo Nacional de Antropología.
Uno de sus trabajos más recientes es la maqueta del Recinto Sagrado de Tenochtitlán de la exposición Visión de Anáhuac de Alfonso Reyes, cuya sede se ubica en la sala de exposiciones temporales del Museo Nacional de Antropología.
Si te latió el trabajo de Arquitectura Plástica Sensorial puedes seguirlos en su página oficial de Facebook donde constantemente suben las últimas noticias de sus maquetas relacionadas con la cultura prehispánica en México.
Alista motores porque entre el 5 y el 9 de octubre el Museo Nacional de Antropología reabrirá sus puertas al público. Pero si quieres echarle un vistazo a sus exposiciones virtuales, puedes ingresar en este enlace.
Te recomendamos: 13 secretos del Museo de Antropología
También lee: 5 monolitos prehispánicos en la CDMX