Aunque no terminó la primaria, Luis Spota se convirtió en un reportero mítico, influyente columnista político y escritor fundamental en las letras mexicanas. Por su trabajo periodístico era conocido como “El niño terrible de Bucareli”, por conseguir 43 días consecutivos las primeras planas a ocho columnas.
Luis Spota era un fenómeno de las letras por las altas ventas que alcanzaron sus obras, que se reimprimieron y publicaron en más de 20 idiomas. El 20 de enero de 1985 murió de cáncer y hoy lo recordamos con 13 anécdotas de su exitosa y polémica vida pública.
Origen urbano
Luis Mario Cayetano Spota Saavedra Ruotti Castañares nació el 13 de julio de 1925 en la Ciudad de México, en una casa de la colonia San Rafael en la Ciudad de México. Hijo único de Luigi Spota Ruotti, inmigrante italiano, y de María M. Saavedra y Castañares, mexicana de ascendencia española. Fue un hombre autodidacta, nunca terminó la escuela primaria, la tuvo que abandonar debido a la quiebra del negocio de su padre, pero alcanzó la fama y la gloria. A los 13 años publicó su primer cuento en una revista que dirigía Edmundo Valdés.
Primer empleo
Trabajó como ayudante de mesero en la cafetería del Hotel Regís, ubicado en la avenida Juárez, un sitio muy popular de reunión al que asistían artistas y políticos. Cuando tenía 14 años le pidió trabajó a uno de los parroquianos, a Regino Hernández Llergo, quien lo incorporó a la revista Hoy.
Defensor de boxeadores
Fue presidente de la Comisión de Box y Lucha Libre desde 1959 hasta el día de su muerte en 1985. En 1960, dentro de una convención de la National Boxing Association recriminó a los promotores norteamericanos: “a lo largo de muchos años, los boxeadores mexicanos han sido sometidos a la más vergonzosa esclavitud por parte de esos traficantes de carne humana; a lo largo de muchos años hemos soportado que se sacrifique lo mejor de nuestros pugilistas al afán de lucro y de poder de unos cuantos. Pero si todo tiene un límite, el de nuestra paciencia está agotado” y anunció que ningún boxeador regido por la Comisión de Box del Distrito Federal, tenía autorización para pelear en California, Estados Unidos. Además puso en marcha un programa de alfabetización para que los boxeadores aprendieran a leer y escribir.
Casi torero
Tras entrenar y fracasar en los ruedos al intentar convertirse en torero profesional, Luis Spota utilizó su experiencia taurina para escribir la novela Más cornadas da el hambre (1950) que narra los obstáculos que enfrentan los jóvenes para vestirse de luces en las plazas más importantes y figurar como ídolos del toreo. Con esta obra ganaría el Premio Ciudad de México en 1950. El título del libro es una frase del matador de toros Manuel García “El Espartero”.
Periodista precoz
Al cumplir 17 años ingresó al periódico Excélsior, donde conoció a Manuel Becerra Acosta, de quien reconocería que aprendió “el oficio, la disciplina y la dedicación al trabajo”. Asumió la dirección del periódico La Extra a los 19 años y a los 21 fue nombrado director de Última Noticias. En 1948, recibió el Premio de Periodismo de la Asociación Nacional de Periodistas.
Crítico de moda
En un desayuno con 5 mil burócratas en el Campo Marte, Soledad Orozco, esposa del presidente Manuel Ávila Camacho, asistió con un sombrero que no le favorecía y Luis Spota publicó en su crónica que la primera dama “en lugar de sombrero traía un par de huevos fritos… además tenía unas plumas y un nido”, que se parecía a la pintura de Salvador Dalí La persistencia de la memoria donde está escurrido un huevo. Por la tarde llegó un enviado de la Presidencia para decirle que era “un jovencito majadero que no tenía derecho a burlarse de la señora”.
Equipo presidencial
Durante 14 meses cubrió la campaña presidencial de Miguel Alemán Valdés, ahí convivió con el equipo del candidato, viajó con ellos en tren y los acompañó a lugares llamados “inmorales”, y después contaba con humor cómo llegaron “a ser personajes de la política, ameritados maestros universitarios, santones de la UNAM y del Politécnico, y los conociste en calzoncillos, en prostíbulos”.
Retratista de México
Publicó más de 30 novelas en las que utilizó la realidad mexicana como argumento literario, por ejemplo en Las horas violentas (1959) narró las historias de líderes sindicales corruptos en la lucha por el poder; en Murieron a mitad del río (1948), las vicisitudes de los “mojados” mexicanos en busca del sueño americano; en El coronel fue echado al mar (1947), las incidencias de un mexicano en la Segunda Guerra Mundial; en La sangre enemiga (1959), las desventuras de las personas que se instalaban en las periferias de la ciudad; en La plaza (1972), sobre el movimiento del 1968, donde acusa a los estudiantes de “enemigos del país” y exculpa al gobierno mexicano por la represión. El libro Casi el paraíso (1956) lo consagró en el gusto de los lectores.
Pleitos intelectuales
Su abierta cercanía con los presidentes de México, lo hicieron blanco de críticas apasionadas y enardecidas, por lo que su relación con intelectuales y escritores fue ríspida. Por ejemplo, el crítico Emmanuel Carballo lo acusó de “chapucería artística y moral”; otros lo elogiaban que hasta lo llamaron “el Balzac mexicano”. Luis Spota consideraba a sus críticos como neuróticos, oportunistas y flojos.
Envidia profesional
Renuente a presentar su obra con “bombo y platillo”, aceptó hacerlo con Mitad oscura (1982) en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes a petición de la Dirección de Literatura del INBA. El recinto se llenó a su máxima capacidad, estaban sus lectores, su público, pero no había escritores, los cuales brillaron por su celosa ausencia.
Incursión en el cine
En 1949, a partir de la canción Hipócrita realizó un guión cinematográfico que llevaría el mismo nombre del tema musical. En 1951, recibió el premio Ariel por Mejor Argumentista por En la palma de tu mano; y en 1952, dirigió su primera película Nadie muere dos veces. En 1954, lo haría con Amor en cuatro tiempos, y en 1958, en Con el dedo en el gatillo.
Locutor de radio y conductor de TV
En la XEW conducía el programa “Picaporte” y tuvo al escritor Jesús Muñoz como su colaborador. En 1952 y 1953 ganó el Premio al Mejor Comentarista Radiofónico. Participó en televisión, con el programa semanal La Hora 25 que se transmitía por Canal 13 y obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en 1978.
Apoyo de primer nivel
Al morir el padre de Luis Spota, el presidente Miguel Alemán Valdés acompañó al escritor en su duelo sentado durante varias horas en las escaleras de un sencillo departamento, además, el entonces primer mandatario “pagó de su dinero” los servicios funerarios y mandó a su secretario particular para estar al pendiente de Spota durante el sepelio.
¿Has leído la obra de Luis Spota?