De acuerdo con el Archivo Histórico de la Ciudad de México, la Alameda Central es el paseo público más antiguo del continente americano y, al mismo tiempo, uno de los lugares de ligue más antiguos de la capital del país.
Con más de 400 años de historia, la Alameda ha sido testigo de los tiempos de la galantería más ceremoniosa, pero también de miles de encuentros furtivos entre desconocidos, de citas en la época de apps de ligue e incluso de la clandestinidad del trabajo sexual.
Particularmente en el siglo pasado los cambios sociales y tecnológicos produjeron modificaciones en la forma que tienen los mexicanos de buscar pareja. Y muchos de estos cambios en las formas de ligue tuvieron a la Alameda Central como escenario.
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El match con una flor
Hoy y siempre la idea de que las relaciones de pareja son parte imprescindible de un proyecto de vida atormenta a muchas personas solteras. Ello conduce a una búsqueda incansable de una pareja sobre todo en días cercanos al 14 de febrero cuando se estigmatiza erróneamente la soltería equiparándola con soledad. Pero sí hoy, en tiempos de apps de ligue, conocer gente nueva y conseguir pareja sigue siendo angustiante para muchas personas, ¿cómo sería tener que lidiar con esa misma presión social hace 100 años?
Una anécdota que me llevó a descubrir la importancia de Alameda Central en la historia del ligue en México provino de mi abuela: una mujer revolucionaria a su forma que, pese a sus creencias religiosas, comenzó a utilizar métodos anticonceptivos cuando supo que un nuevo embarazo pondría en riesgo su vida. Con las limitantes de la época, mi abuela decidió sobre su cuerpo.
Doña Carmen contaba que en su juventud las plazas públicas eran escenario de una forma muy galante de ligue. Mujeres y hombres que buscaban pareja se congregaban en un mismo punto los fines de semana. Las mujeres caminaban en un sentido y los hombres lo hacían en el sentido opuesto de forma deliberada para encontrarse con ellas. Cuando un hombre veía a una mujer que le gustaba, le daba una flor y ambos continuaban su camino. Si al dar otra vuelta ambos se volvían a encontrar y ella conservaba la flor, significaba que él también le gustaba. Era una forma de hacer match a través de una flor a inicios del siglo XX, mucho antes de las apps de ligue.
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El ligue en el siglo XX
Pero resulta que el principal escenario de esta forma de ligue en la Ciudad de México es la Alameda Central. Me di a la tarea de buscar más información sobre esa tradición que me contó mi abuela y encontré un artículo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) sobre el trabajo de Patricia López Sánchez Cervantes, una antropóloga que se dio a la tarea de comparar los usos y costumbres que tenemos los mexicanos al momento de buscar pareja con las prácticas existentes en Italia, Francia, España, Inglaterra.
Como parte de su tarea antropológica, Cervantes estudió la evolución de las prácticas de ligue en México. Así, documentó cómo en la Alameda ocurría precisamente esa galantería que describió mi abuela:
“La Alameda Central sigue siendo un sitio de ligue, solo que antes se le daba vueltas al quiosco, las mujeres en un sentido y los hombres en otro, y esta costumbre, de alguna manera, ha pasado a los centros comerciales”, detalla la antropóloga. López Sánchez Cervantes agrega que las mujeres tenían que acudir a esos paseos acompañadas por alguien de su familia. Además, añade que esa misma tradición existió también en otros espacios públicos como Chapultepec y Paseo de la Reforma, que junto a la Alameda “fueron durante el siglo pasado los lugares predilectos de la población de la ciudad de México para conseguir pareja”.
El ligue hoy en la Alameda Central
El Archivo Histórico de la Ciudad de México detalla que la Alameda Central se creó como parte de una ordenanza del virrey Luis de Velasco (hijo) que data del 11 de enero de 1592. El objetivo era «cubrir la necesidad de un espacio que contribuyera al embellecimiento de la ciudad y al recreo de sus habitantes». En un principio se trató de un lugar exclusivo para la nobleza de la Nueva España.
Con el tiempo la Alameda Central se fue convirtiendo en uno de los principales espacios públicos de la capital, por lo que no sorprende que también se haya convertido en un espacio de ligue. Actualmente sigue siendo punto de encuentro para quienes hacen match ya no con una flor, pero sí a través de apps de ligue. Pero no solo eso. También es escenario de otras formas de ligue, que son producto, por un lado, de la diversidad sexual. Y por otro, del trabajo sexual.
Por ejemplo: antes de la más reciente remodelación de la Alameda, la zona frente a la estatua dedicada a Humboldt carecía de iluminación. Sí había luminarias, pero nunca estaban encendidas. Por ello, en las noches, el lugar era escenario de encuentros furtivos entre hombres. Actualmente, las bancas ubicadas en ese mismo lugar, sobre la calle de Dr. Mora, son un conocido punto de trabajo sexual masculino.
Las prácticas de ligue cambian, pero el escenario siempre es la Alameda Central.