La Antigua Penitenciaría de Lecumberri se presta a varias leyendas y cuentos de fantasmas, ya que durante la época del Porfiriato fue sede de miles de presos que habían llegado ahí injustamente.
En esa cárcel pasaba de todo, pero en verdad de todo; había torturas, peleas, asesinatos, promiscuidad, (la cárcel fue mixta hasta 1954); venta de drogas, muerte por desnutrición; entre otras situaciones inhumanas.
Cada celda medía 3.6 x 2.1 mts, con 4.2 mts de altura. Y hubo una época donde varios presos compartían la misma celda. Además, el nombre de “El Palacio Negro de Lecumberri” nació de las historias tétricas que los presos vivieron. Allí habitaron por mucho tiempo los asesinos más despiadados en la historia de México y personalidades de la cultura popular como; David Alfaro Siqueiros, José Revueltas y Juan Gabriel.
La rotonda originalmente servía para vigilar la penitenciaría, las galerías que convergen en el centro, donde había una torre de 35 metros de altura, ofrecía una visión completa de todo el penal
Una de las leyendas más famosas de la Antigua Penitenciaría de Lecumberri, es la historia de Jacinto, un fantasma que se le apareció al antiguo intendente, del turno nocturno. Mientras éste hacía el aseo habitual del lugar, escuchó que alguien respiraba a sus espaldas, cuando volteó observó a un hombre de aspecto muy demacrado que esperaba en una silla.
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El intendente, lleno de miedo, se acercó al hombre y le preguntó cómo había entrado y qué buscaba, a lo que el hombre contestó: “Otra vez no vino Amalia”…
Semanas después de este hecho, aquél hombre investigó en los archivos sobre el hombre que lo acechaba y descubrió que su nombre había sido Jacinto y que en su juicio, fue acusado por su esposa Amalia, quien le prometió que iría a visitarlo siempre que pudiera. Amalia nunca fue a visitarlo.
Y así una de las leyendas más emblemáticas en la Antigua Penitenciaría de Lecumberri ha pasado de generación en generación, tanto que no terminaríamos de documentarlas pero sí de recordar el recinto como una obra de la arquitectura y la cultura que merece la pena ser visitada.
El Palacio Negro disponía de 804 celdas, además de talleres, enfermería, cocina y panadería. Los edificios principales se destinaron como área de Gobierno, servicio médico y algunas salas de espera
Dónde: Archivo General de la Nación (Av. Ing. Eduardo Molina 113, Venustiano Carranza)
Cuándo: Lunes a domingo, consulta horarios en su página oficial.
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